¿Es comunista el Gobierno? ¿Es fascista la oposición? En estas dos semanas voy a tantearlo.
Según el manual, sabemos que el Comunismo es una teoría y una praxis que busca la igualdad de clases mediante la abolición de la propiedad privada y del libre mercado, administrando los trabajadores los medios de producción, para lograr un reparto equitativo de la riqueza. Según la experiencia, este humanismo ideal acarrea un fracaso real -económico y/o de libertades-, mientras que al despiadado liberalismo yo le aplicaría la frase de Monsieur Panhard ante la primera caja de cambios de un automóvil: «Es brutal, pero funciona».
El comunismo predica la libertad pero el Estado actúa como un ente monopolizador. Así el unipartidismo, la censura de los media, el poder ejecutivo como legislador, la penalización de la riqueza y la dedicación a los pobres como masa electoral, con el derecho a la huelga sobre el del trabajo, los subsidios que crean la dependencia del pueblo y la doctrina expropiatoria con la tolerancia okupacional. Siguen el control de los sistemas educativos y la injerencia del Estado sobre la familia. Si Celaá declara que los hijos no son propiedad de los padres, en vez de decir que son seres libres, tácitamente está proponiendo la opuesta de que lo son del Estado. En fin, será del proletariado, pero el Comunismo no deja de ser una dictadura.
En España la extrema izquierda está sobre-representada ocupando cargos decisivos por conveniencia de Sánchez. Para guardar un aseo democrático, Iglesias olvida su dependencia bolivariana y sus frases de incitación al uso del cóctel Molotov, pero como el marxismo busca la lucha de clases y la revolución, para tomar el poder Iglesias necesita el conflicto, al extremo de socavar Estado constitucional. De ahí sus provocaciones y si fomenta los nacionalismos creo que no es tanto para personalizar una región como para disgregar España.
Veo otras pistas de marxismo, porque la trayectoria de Iglesias es un reflejo de la Nomenklatura soviética, o élite de los miembros del Partido que tenían altas responsabilidades de gobierno obteniendo muchos privilegios con los que llevaban una vida fastuosa que les convertía en aquello contra lo que decían luchar. Iglesias ya se ha convertido en ‘casta’ reflejando el tópico comunista de un pueblo sacrificado bajo unos dirigentes acomodados.
 La Nomenklatura española, con sus gastos escandalosos, el clientelismo y las designaciones de confianza, tiene una variante con respecto a la soviética. La rusa estaba formada por profesionales calificados y aquí se designan incompetentes. Allí estaba Jruschev y aquí Carmen Calvo. Los otros funcionarios de una burocracia ineficiente recibían en Rusia el nombre despectivo de Apparátchik, pero en España es el Apparátchik quien forma el Gobierno.
El comunismo, para quien lo quiera, y yo lo respeto si una mayoría lo elige. En tiempos he valorado la honradez de Izquierda Unida y la lucha del PCE y defendido el rojo vivo sobre el taimado rosa, pero creo que el podemismo es una variedad bastarda de populismo acaudillado por un burguesito agitador que trabaja pro domo sua. Sentencia latina que cumple literalmente.