Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


¿Pelillos a la mar?, no

10/12/2020

El Día de la Constitución nos enteramos de que el rey Juan Carlos había presentado una declaración ante la Agencia Tributaria para regularizar su situación fiscal por el uso de tarjetas bancarias con fondos opacos. Dando ese paso, el anterior jefe del Estado reconocía estar entre quienes incumpliendo con Hacienda merman los recursos públicos con que se nutren las pensiones, la sanidad, la educación, la investigación científica, las prestaciones por desempleo o la adquisición de vacunas para la COVID-19. Nos dicen, y es cierto, que como ciudadano tiene derecho a afrontar tal acción administrativa y evitar, con ella, posibles consecuencias penales por sus irregularidades, pero, aún revestida de toda legalidad, la iniciativa se antoja bochornosa.
Quienes gustan utilizar lenguaje ampuloso al hablar de las cosas patrias, suelen poner especial énfasis al referirse al honor. Defínese el mismo como la cualidad moral que lleva al cumplimiento de los propios deberes respecto del prójimo y de uno mismo. Ateniéndose a la literalidad de ello, el emérito hace tiempo que se alejó de semejante talante, adoptando comportamientos que han extendido un vergonzante descrédito personal sobre su reinado. Es incomprensible entender que cuantas iniciativas se han ido presentando en el Congreso de los Diputados para articular un mayor control parlamentario sobre las asignaciones de dinero público que recibe la Casa Real y el uso que de las mismas se hace, o se hizo en el pasado, choquen con el rechazo de las formaciones políticas mayoritarias. Abrir de una vez semejante candado, fortalecería esa madurez democrática que reiteradamente se proclama cada 6 de diciembre.
indigna ver como algunos, ante semejante regularización, quieren presentarnos la iniciativa de Juan Carlos como responsable reparación de sus obligaciones fiscales. ¡A buenas horas, mangas verdes! Semejante laxitud es tan preocupante como la de aquellos que intentan atemperar los comentarios de ciertos militares retirados, repitiendo que solo se trata de unos trasnochados fachas, ya jubilados, que comparten sus golpistas y nostálgicas alabanzas al ‘irrepetible’ en privado, intentando arrastrarnos a un condescendiente ‘pelillos a la mar’, mientras quieren convencernos de que quienes quebrantan el espíritu de la Constitución y el Estado de Derecho son otros.