Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Buen Papa

02/11/2020

El Papa Francisco cada día sorprende más y no pasa mucho tiempo en que sus manifestaciones sean portada en muchas revistas. Es valiente, decidido y consecuente, sí consecuente con el cambio que necesita nuestra sociedad en mantener prejuicios desgastados o simplemente no ajustados a la realidad vigente. Él, no es retrógrado y si quiere mantener la fe en la religión católica, debe adecuar los mecanismos para que sus acólitos, esos sacerdotes, sepan dónde y cómo deben de «ajustar los machos» para no perder feligresía o no caer en las tentaciones del mundo.
Su nueva filosofía pastoral es cada vez más sorprendente, sobre todo para sus sectores más conservadores sin duda, por eso en sus últimas manifestaciones ha vuelto a dar un nuevo vuelco a mucha de la dialéctica trasnochada que sus antecesores no supieron enmendar.
En la revista de los Jesuitas ha marcado sus diez mensajes para sus sacerdotes:
1. No cansar con el aborto y la homosexualidad
2. No ser de derechas, entendiendo esa expresión como excesivamente conservador.
3. No torturarse en el confesionario.
4. Aumentar la presencia femenina en la iglesia.
5. Salir los sacerdotes del despacho y hacer labor pastoral de calle. Menos funcionariado.
6. Mantener «la frescura» en la iglesia, buscar novedades que inciten a la fe.
7. Amar a Mozart y Fellini ante todas las cosas.
8. Dormir en el rezo.
9. No llevar vida de ‘solterón’.
10. Evolucionar desde la locura juvenil. Los jóvenes son la clave de la nueva vida.
Su último revuelo ha sido en relación a la homosexualidad en la que ha manifestado, «apoyando la unión civil entre ellos» y ese titular que tanto ha generado, tiene puntualizaciones que sin duda, habría que analizar para no caer como tantas veces, en esas falsas noticias que tanto daño están haciendo a este mundo civilizado.
En realidad, el respaldo que brinda el papa, en cuanto a esas uniones civiles entre homosexuales no es tan directo como puede parecer en la noticia, sino que va más encaminado a las herencias y los seguros médicos, al ver cómo esas parejas no disponen de esas mismas ventajas para sus hijos. Está claro que el Papa Francisco es valiente y afronta retos que otros no hubieran sido capaces de llevar a cabo y eso provoca entre la sociedad católicas dosis de recelo, sin embargo, no puede apoyar -según su juicio moral- la unión entre homosexuales, o la adopción o al inseminación artificial de hijos en esas parejas del mismo género -afirma Carlos Muntaner en su último libro-.
Aún así, creo que es un buen Papa, por su valentía, por creer en el mundo, por vaticinar y acertar -cosa curiosa-, por recibir a todos en el mismo peldaño y por ser un papa «fresco», «cercano», «crítico», «locuaz» y «moderno».