Sonsoles Arnao

Tiempos de swing

Sonsoles Arnao


Vivir

04/01/2021

Hay un sol radiante en la fría primera mañana del año que me invita a recostarme y escribir esta columna. Sol que es luz para esta fría primera mañana del año y que brilla más que los dos mil cristales del último modelo que la Pedroche se puso para dar las campanadas. Fría mañana que es continuidad de la fría noche en la que despedimos un año de mierda, así en general, en una noche también un poco mierda. Ese esfuerzo copa y uvas en mano, con la lágrima fuera escuchando a dos mujeres, madres, recordándonos el año de mierda. Mucha entereza y dignidad, sí, pero tristeza. Una noche rara, triste, en la que por más que deseábamos dar una patada al 2020, más nos envolvía el recuerdo de las desgracias compartidas. O quizá porque en el fondo, sabemos que hoy es la continuidad de ayer, y la de mañana. Aquí está 2021 y salvo nuestras ganas, ilusiones y sueños, ahí sigue todo. Mejor dicho, aquí sigue todo. Pero alumbramos un nuevo año como quien alumbra una nueva vida. Porque necesitamos referencias y rituales para sentir y experimentar que algo termina y algo nuevo comienza. Por eso, como seres simbólicos que somos, acompañamos los cambios de ciclo de la naturaleza dotándolos de significados e interpretándolo culturalmente.  Y esta vez, tan diferente, extraño y forzado el ritual de salida y entrada al año nuevo, nos ha provocado un sentimiento de mayor continuidad. Pero esta es la realidad. La continuidad de una pandemia que ha marcado nuestros ciclos y ritos, a la que haremos frente con vacunas para devolverle normalidad al año nuevo. Pero la COVID19 no es solo un virus, también es signo y síntoma de otras emergencias mundiales. Aunque nos haya tocado más cerca lo de despedir a gente sin poder decirle adiós, miles de personas se pierden en el horizonte cada día, desplazadas forzosamente, consecuencia de la guerra o el hambre. El feminicidio y la violencia contra las mujeres, ha sido catalogado como pandemia por parte de la OMS. Y hace cuatro meses que superamos la biocapacidad del planeta, es decir, la capacidad que tenemos de generar los recursos que necesitamos en un año. Identificar y conocer la cruda realidad es uno de los primeros propósitos para tomar las riendas de la vida, para afrontarla y cambiarla. Los cambios no vienen con el nuevo año sino con la capacidad para provocarlos y romper con la dinámica y el sistema. No hay mayor homenaje a quienes nos han dejado que vivir. Como decía el poeta García Lorca, con luz y vida, porque hay «gente que come, trabaja y habla pero está muerta» y «pueblos llenos de fe pero con muy poca luz». Celebrar la vida y luchar por protegerla y preservarla. Aquí está el 2021 y yo ya he tomado las riendas. Espero y deseo salud porque tengo muchas ganas de vivir, ánimo y fuerza para conmoverme ante las injusticias, las globales y las cotidianas. Y grandes dosis de optimismo, que no es lo mismo que positividad. Me refiero a la voluntad para enfrentar la pésima realidad. Feliz año a todos y todas.