Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


¡Bienvenido, don Francisco!

01/03/2020

Ayer sábado tomó posesión como arzobispo de Toledo don Francisco Cerro Chaves, sustituyendo a don Braulio Rodríguez Plaza, que ha venido rigiendo durante diez años la diócesis primada. Se inicia así una nueva etapa en la larga lista de prelados toledanos, cuyo primer obispo documentado, Melancio, se remonta a principios del siglo IV, un episcopologio del que han formado parte algunas de las figuras más importantes de la Historia de España, como San Ildefonso, San Julián, Bernardo de Sédirac, Rodrigo Jiménez de Rada, Gil de Albornoz, Pedro Tenorio o los cardenales Mendoza, Cisneros, Fernando de Austria, Lorenzana, Borbón, Sancha o González Martín. Unos antecedentes que pueden parecer un peso, pero que tradicionalmente han sido un aliciente para afrontar el pastoreo de la sede toledana con espíritu elevado, ánimo generoso y amplitud de miras.

Viene a Toledo un obispo muy conocido por todos. Formado en el seminario de San Ildefonso, ordenado por el cardenal González Martín como presbítero diocesano de Toledo, ejerció el ministerio en la parroquia de San Nicolás de Bari, y allí fuimos muchos los que entramos en contacto con él, a través de la dirección espiritual, el diálogo personal o el sacramento de la confesión. Asimismo, fueron muchas las personas que participaron en las tandas de ejercicios espirituales o en los retiros que impartía. Su intensa labor en la Casa de Ejercicios diocesana también es conocida por todos. Tras su formación romana y posterior traslado a Valladolid, donde desarrolló su ministerio en el Santuario Nacional de la Gran Promesa, en el año 2007 fue nombrado obispo de Coria-Cáceres, su diócesis natal, y allí ha desempeñado el servicio episcopal hasta su designación por el papa Francisco como arzobispo primado.

Llega, por tanto, un obispo que conoce bien la sede que va a pastorear. Un obispo que, como es lógico, imprimirá un sello personal a la misión  que el romano pontífice le ha confiado. Don Francisco ha mostrado siempre, y forma parte entrañable de su espiritualidad, una profunda devoción al Sagrado Corazón de Jesús, devoción que, en sus diversas y ricas manifestaciones, está muy presente en esta archidiócesis. Su preocupación por la vida espiritual ha de revertir positivamente en una diócesis que afronta, preocupada, la desaparición rápida y progresiva de una de sus grandes riquezas espirituales, históricas y culturales, los conventos de clausura; un problema que desborda lo exclusivamente eclesiástico y que tiene amplias repercusiones en el ámbito civil. El seminario, que conoce desde dentro como antiguo alumno, sigue siendo uno de los más poblados de España, pero refleja también la profunda crisis vocacional en la que sigue sumida nuestro país. La familia, el laicado, potenciado desde el reciente Congreso de Laicos, serán sin duda otros dos ejes esenciales, en continuidad con la línea marcada por su predecesor.

Sin duda trasladará a la archidiócesis primada algunas de las que han sido sus prioridades en Coria-Cáceres: la transparencia, que ha hecho de esta diócesis la cuarta en el ranking de diócesis más transparentes de España; la presencia de mujeres en cargos de responsabilidad en la Curia diocesana, tras la renovación de la misma fruto del Sínodo diocesano; el diálogo ecuménico; la conservación del patrimonio histórico-artístico. La convocatoria del XIV Sínodo diocesano ha sido uno de los grandes momentos de su pontificado cauriense; quizá Toledo necesite un nuevo Sínodo, tras el último celebrado durante el pontificado del cardenal González Martín, que sirva para afrontar la renovación de la Iglesia toledana de cara a los desafíos del siglo XXI, en un momento de profundos cambios sociales y culturales. Presidente nacional del diaconado permanente, dentro de la Comisión Episcopal del Clero, uno de sus retos será implementar esta nueva realidad en la diócesis, tras su reciente instauración por don Braulio.

Se vislumbra un largo pontificado, que puede aportar la fecundidad de lo estable y de la posibilidad de planificar a largo plazo. Un pontificado en el que la archidiócesis celebrará algunos eventos históricos importantes, que siempre son oportunidad para mirar agradecidos el pasado y desde él asumir los retos del presente y la construcción del futuro. Uno de ellos será, el año 2026, el VIII Centenario del inicio de la construcción de la Catedral de Toledo. Otros dos centenarios atañen a la coronación canónica de las dos advocaciones marianas más importantes de la archidiócesis, la Virgen del Sagrario, también el 2026, y la Virgen de Guadalupe, de cuya coronación por el cardenal Pedro Segura se cumplirán los cien años el 2028.

Recibimos la llegada de don Francisco con la alegría del retorno entre nosotros de alguien que ha formado parte de la vida de la archidiócesis. Un prelado que reúne en su persona las dos almas que constituyen inseparables la realidad más profunda de la sede primada, la extremeña y la toledana. Sea bienvenido, don Francisco, a esta su casa, y que la intercesión de San Ildefonso, San Julián, San Eugenio y todos los prelados santos que han presidido esta diócesis, así como la de Santa María, Virgen del Sagrario, del Prado, de Guadalupe, le asistan y ayuden al servicio de esta porción del Pueblo de Dios que peregrina en Toledo.