Macarena Olona aparece este domingo en la sala de espejos de Jordi Évole y anda todo el mundo medio loco intentando hacerse con el vídeo de la entrevista, con casi dos horas de programa (divididos en sendos capítulos), el resumen editado de un encuentro maratoniano y preparado a conciencia.
Vox tiene razones para la angustia porque dejaron escapar a un general despechado con los planos de la estrella de la muerte y ahora la cosa se les ha ido de las manos. En los adelantos con los que La Sexta está cebando a su audiencia, la entrevistada usa metáforas que suenan igual que cuando se abre una navaja en un callejón oscuro.
Dice Olona, por ejemplo, que está viviendo una 'Vox History X'. Se está comparando literalmente con Edward Norton en esa película que transcurre tratando de abandonar con vida una secta nazi. El partido de Santiago Abascal lleva meses tratando de pintarla como una desequilibrada mental, un óleo que, por experiencias anteriores -véase Iván Redondo-, suele salirle particularmente bien a Jordi Évole.
Aunque pueda parecer banal, del retrato que salga el domingo dependen bastantes cosas. La primera, si a Vox le va a salir un partido a la derecha que pueda fragmentar su voto y poner en peligro las perspectivas electorales de todo su espectro, algo que durante mucho tiempo parecía probable y que ahora lo resulta un poco menos. Pero habrá que ver si es lo que busca Olona y si tiene un relato como para acercarse al sueño ¿Es Meloni o es un juguete roto?
La segunda gran pregunta es hasta donde está dispuesta a llegar la protagonista, hasta donde tiene intención de tirar de la manta. Todavía no ha quedado claro si pretende descubrir los pies de Abascal para que coja frío, o dejarlo desnudo y tiritando justo antes de que empiece la helada electoral de este 2023. Yo apostaría dinero a lo primero.