Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Siete años de El Greco

08/04/2021

Se cumplen ahora siete años de la gran efeméride de El Greco. De entonces acá, hemos visto cómo Toledo subía igual que la espuma para luego volver a caer con la crisis de la Covid. Lejos quedan aquellas tardes de abril donde te encontrabas un grupo de personas buscando ávidamente la exposición de El Greco o la iglesia de Santo Domingo el Antiguo. Eran los tiempos en los que un compañero y yo decíamos a la puerta de la radio que más cuenta nos tenía cobrar un euro por cada consulta que nos hacían. Y, sin embargo, paseo estos días por las calles tristes de la ciudad, con una primavera de luz invertida que nos recuerda lo que un día fue y esperemos vuelva a ser. Quizá haya que hacer de la necesidad virtud y darle una pensada a nuestro modelo.
Que Toledo se puso de moda es evidente y que aprovechó la marea del IV Centenario, indudable. Sin embargo, muchas han sido las voces críticas de la ciudad que pidieron levantar entonces una catedral de cultura que perviviera en el tiempo. Toledo tiene en su ser toda la esencia para declararse capital cultural europea sine die, pero lo que El Greco demostró es que no valen solo las instituciones. Es más, uno diría que estas deben ser el acompañamiento y no el obstáculo para que la industria cultural florezca. Marañón y su gente demostraron que con cálculo, tiempo y profesionalidad, Toledo puede ser el gran templo de la cultura mundial. A veces, espero que todavía alguien se dé cuenta del tremendo potencial que solo con el turismo judío esta ciudad tendría. Sin embargo, la pandemia lo ha deslavazado todo. Por eso, es buen momento para pensar qué queremos hacer en el futuro.
El Ayuntamiento de la ciudad ha puesto en marcha la conmemoración del VIII Centenario del nacimiento de Alfonso X el Sabio. Un consistorio, por sí solo, es incapaz de levantar unos fastos monumentales sin el apoyo de la iniciativa privada. Por eso es tan importante la ley de mecenazgo. Una ley que entienda en toda su dimensión lo que la Cultura puede aportar a la riqueza de un país o territorio. Estos días de campaña y mitineo, uno asiste con estupor cómo los problemas de los políticos se han quedado muy lejos de los de las personas. Ellos solos crean problemas para después resolverlos, o medio resolverlos y seguir tirando. Pero se echa en falta una perspectiva de país, saber lo que se quiere hacer con el poder. El poder por el poder, en sí mismo, no conduce más que a la melancolía y el síndrome. Hacen falta espíritus abiertos y creativos que puedan trabajar libremente.
Ya sé que la pandemia todo lo emborrona y pensar ahora en estas cosas, igual no sea lo más urgente. Pero llevamos tanto tiempo confundiendo lo urgente con lo importante… Ignoro lo que pensarán de los siete años de El Greco Marañón, Carrobles, De Mesa… Juan Ignacio quiso tirar en su momento y lo consiguió con el Festival Internacional de Música El Greco, como rescoldo de aquella celebración. Recuerdo perfectamente cómo una mañana nos invitó a su casa a un grupo de periodistas para que sirviéramos de cómplices a la hora de convencer y sensibilizar a las instituciones con el festival y la antorcha que podría suponer. Tiempo después creo que se ha hecho trabajo, pero de modo claramente insuficiente. Una administración debe ser como el agitprop cultural, limitándose a facilitar y hacer atractiva la inversión en cultura. Ahora que el tiempo se detuvo, imaginemos el lienzo que de la mano de El Greco saldría. Igual hasta los del entierro del Conde Orgaz se habrían marchado.