Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Concentración de camiones

29/10/2019

El sábado por la tarde como hacía buen tiempo, brillaba el sol  y tal tuve la abominable ocurrencia de ir a pasar un ratito al Prado solo, con mis vacíos. Nunca lo hiciera, lo que hubieran debido ser un par de horas de calma en solitaria degustación del tibio sol vespertino en una sobremesa otoñal se convirtió en un martirio para los tímpanos del tipo mascletá en Valencia o concierto de Iron Maiden por la cara. Ocurría que una concentración de camiones descargaba toda la potencia de sus bocinazas debajo de los jardines del Prado, calculo que más o menos donde se instala el marcadillo los miércoles cada semana, enfrente justo de donde me había sentado; el estrépito era de tal categoría y el volumen tan desaforado que calculo que cualquier aparato de los que usa la policía local para medir los decibelios hubiera reventado al primer intento de averiguar la potencia del sonido aquel, eso si el aparatito no había salido antes huyendo de alguna manera. Ignoro la razón de semejante exhibición de potencia sonora, pero si todas las reuniones de camioneros son así de simpáticas, les recordaría que hay lugares con muchos más atractivos que Talavera para las concentraciones: Badajoz, es un sitio estupendo y no está demasiado lejos, Sevilla es magnífica y por mucho que yo quiera a Talavera no la voy a comparar con la capital andaluza, los campos de Jaén, tan hermosos y repletos de olivares serían un lugar ideal para este tipo de concentraciones… las Chimbambas Orientales seguramente estarían felices con una concentración de esas características.
Para que haya una concentración de camiones en Talavera alguien en el ayuntamiento debe dar el permiso pertinente. Pues muy bien. Alcaldesa,  entre las muchísimas cosas que ignoro está el conocer si usted autorizó la reunión de camiones, o si su ocupadísima agenda no le permite ocuparse de asuntos de tan poca importancia y solo está para batirse el cobre con su compañero de partido Page luchando como una nueva Agustina de Aragón, una María Pita rediviva para que nos dejen, por caridad, que dios se lo pague, unas gotitas de agua del Tajo, o del Alberche aunque sea. ¡ BOOOO, BU, PIIII!, mientras iba para casa el estruendo continuaba.
Y juro que era un escándalo importante.