Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Aquella hermosa noche de marzo

30/04/2020

Hay un día en que te hartas del ‘Resistiré’, de los aplausos, de las cacerolas, de las sirenas, de los bizcochos, de las mascarillas, de los test que no se hacen, de los padres irresponsables, de los que pasean durante horas al perrito, de políticos mediocres y de que esté mal visto cuestionar las decisiones del gobierno. Ese mismo día, los 25.000 muertos y sus familias te desgarran el corazón, porque tienen nombre y apellido y dejan una estela de inmenso dolor.  
Entonces para aliviarnos esa desesperanza, Pedro Sánchez presenta su plan para la transición hacia una nueva normalidad. A mí el presidente me causa desconcierto y con estas fases numéricas, esa gradualidad y esa asimetría, más. Lo que concluyo tras interpretar su confuso plan es que estamos en la fase 0, salvo que empiece el lunes, 4, día en que vamos a poder ir a comprar una paella a un restaurante. Bueno, ahora que hemos aprendido a cocinar, casi mejor la hacemos en casa. También tendremos oportunidad de ir a la peluquería. Magnífico.
En cuanto a las demás etapas, ya las iré evaluando, que aún me invade la ansiedad al acordarme de globos sonda del propio gobierno como confinarnos en Arcas de Noé o abrir bares y restaurantes a final de año, algo que se le ocurrió a la ministra de Trabajo y que ahora, afortunadamente, se prevé para antes del verano.
Esta cuesta abajo será guiada por el Ejecutivo central, no sabemos en base a qué criterios científicos porque el estudio masivo de incidencia del virus no ha concluido, pero matizada por las comunidades autónomas. En cada provincia. ¿Cuándo podremos ir a Cuenca desde Toledo? ¿Tendrán más libertad los de Albacete que los de Ciudad Real o los de Guadalajara? ¿Si no le conviene al ministro Illa podrá corregir los planes de Page? A ver.
Mejor me centro en el 2 de mayo, fecha emblemática en la que sueño con pasear por la salvaje Vega Baja, a resguardo del ladrillo volvamos a reivindicarlo, y acercarme al Tajo, imagino que bendecido por las lluvias y castigado por un nuevo trasvase que el gobierno de socialistas-unidas podemos ha aprobado con la mayor desfachatez.
Esa nueva normalidad de Sánchez no es la que yo quisiera, aunque espero que antes de lo previsto en sus peculiares vaticinios podamos visitar a nuestros mayores en las residencias y, tal vez, repetir momentos como los de aquella hermosa noche de marzo en la que, en un bar, vi como el Atleti eliminaba al Liverpool. Mi última noche feliz y libre. Quién me iba a decir a mí que cualquier tiempo pasado fue mejor. Ahora, toca aplicar otra filosofía que me encanta: nunca dejes de creer.