Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Pie en pared en el camino

24/11/2019

Cuando se escriba sobre la España del hoy, más de un capítulo estará dedicado a la corrupción, esa lacra que nos golpea, corroe el vigor de nuestra democracia y alimenta la desafección hacia la política y los políticos. La sentencia de los ERE es otra gota más (muy gorda, eso sí) caída sobre un vaso que parece no tener fondo ni desbordarse jamás.
La codicia es excesivo afán de riquezas para su utilización ilícita, inmoderada y/o criminalmente lucrativa. Es consustancial con la condición humana y está en la base de todo comportamiento corrupto. También se aplica a quien tiene la necesidad de sentirse por encima de los demás relacionando el poder con la influencia política, el respaldo social, la ostentación, el éxito económico y alardeando de ello. Cuando se conjuga con el uso ilegítimo de información privilegiada, los sobornos, el tráfico de influencias, las extorsiones, el fraude, las malversaciones, la prevaricación, el compadreo, el nepotismo o la impunidad, la corrupción nos muestra su perfil más crudo, abofeteándonos a todos.
Mes a mes, los estudios sociológicos del CIS lo confirman. La corrupción es uno de los cuatro problemas que más preocupan a los españoles. Es cierto que la inmensa mayoría de cuantos casos están judicialmente sustanciándose ahora son de hace tiempo. Al finalizar 2018, las causas en trámite relacionadas con estas prácticas eran 678, casi el triple que una década antes. Estamos digiriendo la resaca de aquellos desaforados años de ‘barra libre’ a costa de los dineros de otros. Es saludable que los tribunales vayan dictando sentencias y que los condenados en firme cumplan sus penas, pero lo ejemplarizante para toda la sociedad, aquello que de verdad espera la inmensa mayoría de ciudadanos, amén de la asunción de responsabilidades públicas o políticas por quienes se vean salpicados, es que cada euro perdido, malgastado o despilfarrado sea repuesto a las arcas de donde nunca debió salir. Eso,… y poner pie en pared diciendo hasta aquí hemos llegado, quebrando tan desazonador suma y sigue.
Finalizo la columna trasladando mí apoyo a los trabajadores de este diario, quienes esta semana se han movilizado reivindicando las mejoras salariales y beneficios sociales pactados con su empresa hace meses y aún no cumplidos. Gracias a ellos usted está leyendo hoy estas páginas.