Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Innovas o ignoras

19/10/2019

Nuestro día transcurre entre odas a un momento pasado que, ahora queremos creer,  que fue mejor. Pero esto es sólo una percepción efímera, un soplo leve de esperanza que nos autoinsuflamos entre wahtsapp y wahtsapp.
Estamos en una inquietante alerta continuada sobre lo que se pone o dice por los grupos a los que pertenecemos en la aplicación del móvil. El de los compañeros de trabajo, los grupos de la clase de los peques, el del grupo de footing, el de los colegas de cañas y copas esporádicas, el de la parienta, el de la familia… una inquietante alerta. Y si no suena el mensajito, nos parece que no funciona el móvil.
Una aplicación gratuita a la que regalamos, por decisión suya, e ignorancia nuestra, las fotos, opiniones, comentarios, buenos y malos que, en cualquier caso, puede utilizar para su propio beneficio.
No es que la innovación sea peligrosa, es que la no regulación supone una declaración de hágase lo que le plazca, y luego ya veremos. La ignorancia sobre el uso que hacen de nuestros datos, nuestro posicionamiento tanto físico como mental.
Nuestras ideas y preocupaciones ya no son nuestras,  el gran hermano nos vigila, clara sintomatología de que tenemos lo que merecemos. Nos vigilan porque no seremos fiables, o al contrario, porque somos tan confiados que nos dejamos llevar allá donde otro decida sin plantearnos nada. No vemos consecuencias, no vemos horizonte, sólo la inmediatez, la superficialidad.
Queremos mandar emojis, pero no pensamos quién lee nuestros mensajes, quien mira nuestras fotos, y para qué las usará dentro de X años. No quiero volver a la edad de piedra, ni soy catastrofista, simplemente la reflexión camina en dirección opuesta a la querencia de ser dominado, dirigido y manipulado.
No quiero que me digan lo que quiero comprar, pero casualmente me llega publicidad a mi móvil con datos que me dirigen a comprar lo que ellos quieren. Pero, ¿quién son ellos? Al final la decisión de compra es ejercer la libertad de cada uno, pero ¿somos libres? ¿verdaderamente? ¿Tenemos la certeza? Yo cada día tengo más dudas, si fuéramos libres, pero libres de los que tienen capacidad de pensar y obrar adecuadamente, no habría ocurrido la alineación planetaria Boris Johnson, Trump y Sánchez, ¡que Dios nos pille confesaos!