Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


¿Saldremos más unidos o más divididos como sociedad?

05/05/2020

El corazón me dice que la sociedad española va a superar desde posturas de conciliación y flexibilidad la pandemia que padecemos, gracias a la colaboración y el civismo mayoritario que hemos observado estos días, pero también, por qué no decirlo, porque en general no nos gusta la bronca y queremos mirar hacia adelante.
Ojalá sea así. Pero la cabeza me sugiere todo lo contrario: que vamos a salir mal entre nosotros en dos planos, el social (el más importante) y el político. Son muchísimas las grietas que se están abriendo en la ciudadanía, algunas de las cuales son difíciles de escribir en breve espacio, y aún más difíciles de confesar: lo que unos sin trabajo pensarán de los que lo retienen, la diferencia entre el fin del mes del autónomo y el del funcionario, lo que piensan los pesimistas de los optimistas, lo que esperan de los demás aquellos que se han jugado la salud por proteger a quienes aún no se han enterado, lo que sentían los aplaudidores de ventana y balcón respecto de los que hacían lo propio en un ático amplio o una casa de campo, las miradas de los que cogían de capricho en Mercadona las aceitunas respecto de los que optaban por el sushi; y todo presidido por una duda general sobre la estructuración social y la organización de nuestro sistema.
El plano político también nos separa, al menos en tres grandes grupos: uno pequeño, el de quienes piensan que todo se ha gestionado rematadamente mal, aposta, «no hay perdón para los responsables», y que utilizan el bulo como su vocabulario; un segundo grupo, también pequeño, que piensa que lo que en España ha pasado era imprevisible y acusan al primer grupo de exagerar con el fin único de dañar al gobierno; y un tercer y numerosísimo grupo, en el que milito, poco propenso a cabrearse pero que acaba mal con los dos primeros grupos, con uno por tener que estar depurando continuamente su mal rollo, y con el segundo porque cuando denunciamos las barbaridades de coordinación que afectan a nuestra salud, nuestra libertad y nuestra economía, somos tachados por ellos de estar en el primer grupo de bulos, cuando lo único que hacemos es huir del mismo, tanto como de las contrariedades del gobierno.
Un liderazgo político de la sociedad hubiera sido esencial, irremplazable como ayuda a la medicina de crisis y al confinamiento, pero ni estaba ni se la esperaba. No llegará la sangre al río siempre que el valor justicia se considere más o menos atendido en la mente de cada ciudadano, pero la cosa no pinta bien y solo desde la fraternidad y la colaboración podremos superar todo esto.