Antonio Zárate

Tribuna de opinión

Antonio Zárate


Red Natura 2000, Vegas del Tajo y Toledo

08/02/2023

El día 23 de enero, el consejero de Desarrollo Sostenible del gobierno regional de Castilla-La Mancha recogía en FITUR el reconocimiento por parte de los ministerios para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y del de Industria, Comercio y Turismo por la incorporación de 9 espacios naturales de nuestra región a la Red Natura 2000, la red europea de conservación de biodiversidad de acuerdo con La Directiva de Hábitat 92/43/CEE. Esta directiva garantiza el mantenimiento de especies animales y vegetales endémicas, raras o/y amenazadas, y cuenta con un catálogo de 2.000 tipos de hábitats objeto de conservación. Evidentemente, esta red supone la máxima protección medioambiental para hábitats, refiriéndose a la fauna y flora, pero también para los medios físicos que los soportan.
Las vegas del Tajo, a lo largo del curso del río, ya contienen hábitats dentro de la Red Natura por su biodiversidad. El hecho de que esas vegas sean zonas de riesgo de inundación las ha dejado en buena medida a salvo de la urbanización. Cualquiera puede observar como las localidades próximas al río se emplazan en niveles altos de terraza o en el borde del páramo, como Mocejón o Añover de Tajo, mientras, los niveles bajos, son ocupados por usos agrícolas y la vegetación natural. Eso ha permitido condiciones privilegiadas de biodiversidad y de paisaje en las vegas, mejoradas por el hombre en casos como el de Aranjuez, lo que hizo posible su declaración como 'Paisaje Cultural Patrimonio de la Humanidad' en 2001. A su vez, esos valores naturales llevaron a la Comunidad de Madrid a incluir la vega del Tajo en el término de Aranjuez dentro de la Red Natura 2000, si bien con la circunstancia sorprendente y subsanable de que sólo se incluye la orilla izquierda del río, la perteneciente a Aranjuez, que llega hasta 4 kilómetros de distancia de la ciudad de Toledo. La orilla derecha, de la Comunidad de Castilla-La Mancha, no se halla en la Red Natura, a pesar de que sus valores ambientales son los mismos y que el Tajo como corredor ecológico no distingue de fronteras administrativas.
Al oeste de la ciudad de Toledo, parte de la vega del Tajo y de su entorno también está ya desde 2021 en la Red Natura 2000: el embalse de Castrejón, con las barrancas de Burujón y las islas de Malpica de Tajo, una extensa superficie de 2.113,97 hectáreas. Por eso sería deseable desde criterios de responsabilidad medioambiental y de desarrollo urbano sostenible que el Ayuntamiento de Toledo propusiera al Gobierno regional la inclusión de las vegas del Tajo de nuestro municipio en la Red Natura 2000. El momento no puede ser más favorable, ya que el Pacto Verde de la UE desde 2019 y la legislación española de patrimonio natural, de cambio climático y transición energética, recomiendan avanzar en la protección del medio ambiente, más aún cuando las vegas del río contienen hábitats privilegiados de la Red Natura 2000. El Tajo a su paso por Toledo, sus aguas y sus márgenes, son un corredor de biodiversidad de enorme riqueza, con más de 140 especies, lo que supone niveles superiores a otros tramos de su curso, según datos del Ministerio de Transición Ecológica y del Reto Demográfico.
Esa rica biodiversidad se explica por la confluencia en un mismo entorno, sobre una reducida superficie, de unidades de paisaje diferentes por su génesis, litología y morfología: las vegas del río, con islas que acogen numerosas especies de aves, entre ellas la garza real y el martinete; el torno del Tajo, merecedor de su declaración como monumento natural, con un desnivel de más de 100 metros y escarpados farallones donde anidan otras aves, rapaces entre ellas, incluida una pareja de halcones en el cerro del Bú; hacia el norte, niveles de terrazas fluviales cuaternarias que enlazan con las arcosas, margas y arcillas terciarias de la Sagra, con espectaculares cárcavas en sus cuestas, provocadas por la erosión de las aguas de lluvia. Cada una de estas unidades propicia formaciones vegetales variadas: desde el bosque galería a orillas del río, con fresnos, álamos, sauces, tarays, olmos, carrizales y cañaverales, a formaciones de encina y sotobosque típico mediterráneo en niveles más altos de terraza y de cuesta hacia el norte, y en el escarpe de falla que da acceso al macizo cristalino de Los Montes de Toledo, al sur, con relieves residuales e intermedios a modo de 'Montes isla', en un muestrario de formas de relieve 'apalachense', encinas, enebros y sotobosque.
A lo dicho se añade el enorme valor de los meandros del río como corredor ecológico, resultado del curso divagante del Tajo, en el que no faltan los meandros abandonados, como el ocupado antes por huertas y ahora por la Estación de autobuses, Safont y aparcamientos de día. El resto de meandros sigue en parte cultivado, lo que favorece la biodiversidad y el papel regulador de sus aguas, con efectos positivos sobre la contaminación y el clima, puesto que los cultivos, como la vegetación natural, actúan como sumidero de CO2 y regulador térmico, absorbiendo el calor de las radiaciones solares durante el día. También retienen humedad y alimentan el manto freático al filtrar las aguas al subsuelo en época de lluvias. Los meandros ayudan, además, a controlar las crecidas, sobre todo bajo eventos atmosféricos extremos, puesto que reducen la velocidad del agua, disminuyen su capacidad erosiva y ralentizan los caudales en momentos de avenida. De ahí que las directivas europeas y la propuesta de infraestructuras verdes del gobierno regional se orienten a recuperar espacios para los ríos y a evitar su encajonamiento entre suelos impermeabilizados por la acción urbanística, como sucedería en La Peraleda si se llegara a levantar, contra toda lógica ambiental, la casa cuartel de la Guardia Civil que la alcaldesa de Toledo impulsa personalmente con entusiasmo y nulo interés por la naturaleza, a escasos metros de sus orillas, en zona de inundación y de valor ambiental. Así, nos podríamos encontrar con un corredor de cemento a ambos lados del río: en la orilla izquierda, la Casa Cuartel y un nuevo barrio de 3.235 viviendas, y en la derecha: los restos de la clínica del Rosario, el nudo norte y los previsiblemente recuperados por el avance del nuevo POM Planes Parciales 1 y 3 del anulado POM de 2007, un total de 864 viviendas entonces.
Por otra parte, la 'Estrategia Regional de Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológica' que el gobierno regional somete actualmente a información y participación ciudadana, da argumentos en favor del respeto de los valores medioambientales de las vegas de Toledo y de la inclusión de sus hábitats en la Red Natura 2000. Con eso se daría continuidad a esta red europea desde Aranjuez y se enlazaría con los hábitats protegidos del embalse de Castrejón y las islas de Malpica, con posibilidad de prolongación hasta Talavera de la Reina y el embalse de Valdecañas, éste ya dentro de la Red Natura 2000. Sería la mejor forma de llevar a la práctica la 'Estrategia de la UE de Biodiversidad 2030' y la recomendada infraestructura verde, con una red planificada de espacios naturales y agrícolas, diseñada y gestionada para un amplio abanico de servicios ecosistémicos. En Toledo capital, la Red Natura 2000, permitiría a los ciudadanos gozar de un medio ambiente de calidad, obligaría a la mejora de las aguas del río y facilitaría la obtención de fondos europeos, entre otras cosas, para la renaturalización de la Vega Baja, sacándola de su abandono desde la supresión de la calificación de su suelo como uso rústico por las Modificaciones 11 y 20 del PGMOU de 1986 y el inicio de un proceso urbanístico que ha conducido al caos y a actuaciones inconexas y puntuales con olvido de las obligaciones legales de un 'Plan Especial' para la zona.
La Red Natura 2000 permitiría volver en la Vega Baja a lo previsto por las Directrices de la Dirección General de Bellas Artes, y por extensión en La Peraleda, una zona de usos rústicos, con la puesta en valor de restos arqueológicos que se desconocían entonces. Así, se garantizaría la continuidad de los usos agrarios existentes y ayudas complementarias a los mismos por sus valores medioambientales. En definitiva, se vendría a dar respuesta a lo que se hace en otras ciudades, integrar el verde en la ciudad, suprimir la contradicción campo ciudad y aspirar al denominado 'modelo Singapur': «una ciudad en la que el objetivo sea convertirla en un jardín». Con esa finalidad, las vegas del Tajo deben ser consideradas como el principal corredor verde, aprovechando sus valores medioambientales y hábitats como pieza dentro de los objetivos de la 'Estrategia Europea de Biodiversidad para 2030': 'reintegrar la naturaleza en nuestras vidas', lo que exige complicidad ciudadana y voluntad política.
De todo eso se desprende también la importancia de que, en vísperas de campaña electoral, la inclusión de las vegas del Tajo de Toledo en la Red Natura 2000 se integre en el debate político, si es que no fuera propuesta antes por el gobierno regional, y lo mismo todas las cuestiones medioambientales de nuestra ciudad y región,  porque todo ello afecta al derecho de los ciudadanos «a disfrutar de un medio ambiente adecuado para el desarrollo de la persona» (art. 45 de la CE) y a nuestra identidad colectiva. Además, la conservación y mejora del medio ambiente es un mandato legal de obligado cumplimiento desde la legislación nacional, europea e internacional. Eso exige, entre otras cosas, la conservación de la superficie verde de los meandros y sus hábitats naturales, incompatible con cualquier ocupación por usos y equipamientos urbanos que suponen la artificialización de suelos con perjuicio irreparable para sus hábitats naturales.