Aurelio de León

Greguerías

Aurelio de León


Terminó el espectáculo

26/05/2019

En esto se han convertido las campañas electorales, en un verdadero espectáculo de mítines, fiestas, proclamación de promesas, debates, tertulias, manifestaciones, titulares en los medios de comunicación, etc. En esta ocasión el espectáculo ha sido más largo de lo común, pues se ha desarrollado en dos actos: la campaña para las elecciones generales del 28 de abril y la que terminó el pasado viernes para las elecciones europeas, municipales y autonómicas que hoy tienen lugar. La primera parte fue muy bronca, llena de insultos, de mentiras o medias verdades, de palabras fuertes, acusaciones permanentes y sonadas descalificaciones. En el segundo, quizá con menos virulencia, tampoco han faltado las falsedades y las descalificaciones a las que nuestros políticos nos tienen acostumbrados.

Con tanto espectáculo, es muy probable que muchos ciudadanos se hayan quedado sin conocer suficientemente los programas de los distintos grupos políticos y, menos aún, su capacidad para hacer realidad lo que nos han prometido. No vale con decir que se van a bajar los impuestos: es necesario determinar también de dónde y de qué manera se van a conseguir los medios para mantener y perfeccionar el estado del bienestar. Se dice que los problemas solo se pueden resolver dialogando, pero no se concretan la manera como se va a llevar a cabo este diálogo ni las condiciones que lo hagan posible. A pesar de estas y otras promesas, cuyo cumplimiento no se vislumbra claro ni fácil, los ciudadanos tenemos el deber moral de ir a votar, ya que la abstención debilita nuestro sistema democrático, por cuyo establecimiento tanto se ha luchado.

Hoy elegiremos a las personas que nos van a representar en nuestros ayuntamientos, en nuestras cámaras autonómicas y en el parlamento europeo – nuestros representantes políticos a nivel nacional ya fueron elegidos el pasado mes de abril-. Con nuestra decisión nos jugamos nuestro futuro político más inmediato no sólo a nivel local y regional, sino también a nivel europeo, pues Europa no es en modo alguno una realidad alejada de nuestros intereses directos, como, equivocadamente, pueden pensar, y quizá piensan, algunos. No es, por tanto, muy correcto el abstenerse en ninguno de los tres casos. Comprendo la decepción de muchas personas ante la persistencia de los problemas sociales, económicos y políticos de nuestro mundo, pero, precisamente por eso, se hace más necesaria nuestra opinión y participación en la marcha de la sociedad: solo así podremos dar pasos hacia una convivencia en la que todos seamos más felices y en la que se vayan satisfaciendo las justas exigencias de la gente.

Al final de la noche conoceremos el lugar en que el pueblo ha colocado a cada grupo político. Mi deseo es que el resultado de estas elecciones sea el mejor para nuestra ciudad, para nuestra región y para Europa. ¡Feliz fiesta de la democracia!