Hoy se renuevan los ayuntamientos españoles. Esta noche, unos 75.000 candidatos se irán a la cama sabiéndose elegidos alcaldes o concejales. A todos ellos, enhorabuena. A partir de mañana comienza un arduo camino que concluirá dentro de cuatro años: gobernar intentando mejorar las condiciones de vida en sus ciudades, las oportunidades de sus vecinos y su futuro colectivo.
Las elecciones municipales son el ejercicio democrático más directo que ejercemos los ciudadanos. De entre nuestros convecinos, amigos, compañeros o familiares elegimos a quienes consideramos más capaces, esperando lo mejor para nuestros pueblos y ciudades. La política local es sinónimo de cercanía y trato diario con el vecindario. Un buen número de los problemas a resolver tienen cara, nombre y apellidos. Para bien o para mal, los ayuntamientos son la primera puerta a la que llamar ante cualquier demanda, sea ésta competencia propia o no.
Se cumplen cuarenta años de democracia municipal tras la dictadura. Han sido cuatro décadas en las que nuestras localidades se han transformado y modernizado. Pese a las limitaciones en su financiación, los ayuntamientos han dado respuesta a numerosas inquietudes de sus vecinos, mejorando nuestro bienestar, apostando por la convivencia y buscando el bien común. También ha habido despilfarros, gestiones nefastas, despropósitos, incapacidades, nepotismo, proyectos megalómanos de cuestionable gusto o utilidad y corrupciones. Siempre es arriesgado tomar la parte por el todo. De carrerilla podemos citar ejemplos en toda España que han generado gran alarma social y desconfianza hacia quienes se dedican a la actividad política. Pero la misma no es mala ‘per se’, lo son quienes la pervierten. Esos pocos, porque es de justicia reivindicar la honradez y honestidad de la inmensa mayoría de alcaldes y concejales, no pueden empañar el esfuerzo y dedicación de cuantos se embarcan en una labor tan apasionante.
Hoy es jornada de votaciones. Hágalo, no desaproveche la oportunidad de contribuir a mejorar aquello que forma parte de su entorno más cercano y luego, cuando mediado el mes de junio, alcaldes y concejales electos tomen posesión, exíjales desde el minuto uno cumplir con lo prometido, gobernar mirando al futuro y anteponer el bien común a los beneficios particulares. Yo, en Toledo, ya he elegido