Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Europa, Europa

17/05/2019

En los últimos años he estado varias veces en Bruselas, en las tripas del Parlamento Europeo, debido al papeleo, intendencia y trabajo en todos los frentes que hemos ido abriendo con la Plataforma del Tajo y Alberche. Decenas de reuniones con miembros del Parlamento Europeo para lidiar la Petición planteada ante su Comité de Peticiones. Y de la Comisión Europea para ir encauzando las dos Quejas interpuestas y que en los próximos años nos darán unas cuantas alegrías. Pero más allá de los asuntos concretos, siempre me ha gustado pasear por los pasillos interminables de los edificios inmensos, maquinarias burocráticas con su ritmo y pulso; hablar sobre los problemas de Europa, el equilibrio de poder que ha báscula do en los últimos años hacia la derecha y que no parece que vaya a cambiar. Y, sobre todo, la irrupción de los movimientos nacionalistas, los grupos antieuropeos que quieren reventar desde dentro la Unión Europea.

Se habla muy poco de Europa en esta campaña electoral. Y es un error. Creo en lo local, en el trabajo de cercanías, y por eso me presento en la candidatura de Ahora Talavera. Pero la experiencia me dice que es fundamental no sólo el trabajo en las instituciones europeas, sino también, y quizá ante todo, una Europa fuerte convencida y que siga creciendo. No me gustan los nacionalismos. Nunca me han gustado. No me gustan las fronteras, las mentes cerradas y el miedo al diferente. No me gustan los castillos de marfil rodeados de desiertos. Y creo en avanzar, en sumar, en el diálogo y en que Europa debe mantener y consolidar un liderazgo más allá de lo económico.

El mundo tiende a paralizarse y los movimientos tanto de Estados Unidos como de China y Rusia, dejan claro que el espejismo alcanzado después de la caída del Telón de Acero puede desvanecerse y podemos entrar en otro periodo complicado para la integridad mundial. Europa debe ser un espacio de ejemplo, que logró integrar a naciones que durante siglos habían peleado, pero que los últimos 50 años han decidido crecer juntas. Sabemos a lo que condujo el nacionalismo en el siglo XX, aunque parece que se olvida con demasiada facilidad lo que nos costó y lo complejo que fue crear esta Europa. El Brexit deja patente la debilidad de quienes apuestan por construir, frente al egoísmo de quienes miran sólo lo suyo, que no se han dado cuenta de que el mundo se ha hecho definitivamente muy pequeño.

El 26 por la noche, durante el escrutinio, miraré a Talavera, por supuesto. Pero también a Europa. Crecí en una España que quería ser de nuevo, Europa. Y quiero una Europa fuerte. Cuando vaya en noviembre a Bruselas, espero que aún sea real la Unión.