Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


La cajita de música

18/05/2019

Esa cajita de música de madera, fina, delicada, brillante y nostálgica sigue ahí, en la cómoda del hogar. Esa cajita noble, de recuerdos delicados. Esa que, en momentos de melancolía abres para, dándole cuerda, vuelve a sonar esa melodía que tarareas de manera inconsciente en otras ocasiones, y nunca te acuerdas de dónde salió.

Esa cajita de música de materiales nobles, innovación en su añejo momento, que presentabas a cualquiera y le abrías la boca de admiración. Esa cajita, con su bailarina con tutú, que bailaba al son de la música metálica. Siempre había ocasión para mostrar esa cajita. Nunca se quedaba quieta en la cómoda, pues siempre había momento para presentar esa cajita.

La cajita de música con su bailarina ha ido perdiendo su sitio. Acumula polvo y suciedad, y sólo la tocas cuando pasas el paño por la cómoda. Pero esa cajita, esa misma cajita, te saca una sonrisa en el corazón. Recuerdas los gratos momentos, y los no tan gratos. Ahí guardabas tu anillo de compromiso, la sortija de tu madre, o tu abuela. Era tu arcón de tesoros, sentimentales, sobre todo, pero son tus tesoros.

También recuerdas cuando la bailarina perdió el brazo, o cuando dejó de dar vueltas con el ritmo musical. Pero la cajita de música sigue ahí, porque es imprescindible en tu vida. Hay otras cosas, mucho más modernas, pero no atesoran tanta historia, tantos sentimientos, tanto cariño transmitido por esas maderas y ese sencillo y minúsculo carrillón.

Yo traslado esa cajita a un lugar de mi vida, el casco histórico y monumental de Toledo. Es como una cajita de música que, algunos, sólo se acuerdan de ella cuando tocan elecciones. Sabes que, como la cajita, tenía un brazo roto, o desafinaba en una nota musical, pero no lo solucionas, solo le pasas el paño por encima.

Ahí queda apartada, polvorienta y rota, hasta que, el día menos pensado, la cajita desaparezca, se venga abajo porque no conocen todo lo que atesora, lo que guarda, lo que supone. Toledo es una cajita de música como tantas otras. Ni Ayuntamiento ni Junta ponen coto en un barrio deteriorado, que perdió brillo y esplendor, y no hay compromiso para revitalizarlo. Se ha convertido en la cajita de música, averiada, sucia y olvidada.