Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


… Y acabarán las elecciones

19/05/2019

¿Cuánto tiempo llevamos de procesos electorales? No me acuerdo ya si alguna vez hubo un tiempo en que no se hablara de elecciones, un tiempo en el que se hablara de cómo gobernar.

La diferencia entre una y otra cosa es abismal. Hablar de elecciones es hablar de política en el peor de los sentidos, es actuar conforme a los dictados del marketing. Hablar de gobernar es hablar del fin para el que se celebran elecciones, y sobre todo es ocuparse de las necesidades reales de un país y sus habitantes desde todos los órdenes: infraestructuras, sanidad, pensiones, orden público, vivienda, justicia… y hacerlo no con las reglas de la publicidad, sino con las de la economía: qué hay que hacer, cuánto cuesta, cómo se paga y cómo funciona un determinado servicio.

Por unas u otras razones llevamos demasiado tiempo ocupados en ver quién nos gobierna, viviendo de eslóganes, frases vacías y discusiones sobre asuntos sin transcendencia real para la sociedad. Estamos entretenidos con estupideces y se nos ha olvidado la función principal de cualquier gobierno, que no es otra que procurar el bienestar de sus ciudadanos.

¿Desde cuándo no nos planteamos en serio, sin el prisma de la propaganda, si va a ser capaz realmente de sostener cada trabajador un jubilado? ¿Desde cuándo no nos planteamos en serio, si nuestro sistema sanitario podrá seguir soportando el gasto creciente, que los nuevos inventos en pro de la salud y la longevidad ocasionan? ¿Desde cuándo no nos planteamos planes de infraestructuras para dotar a España de carreteras, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, distribución de agua, etc. realmente útiles, rentables y que a su vez reequilibren la riqueza de los distintos territorios? ¿Desde cuándo no nos planteamos dotarnos de un sistema educativo que, con independencia de quién lo gestione y respetando la libertad de elección de cada persona, prepare a las nuevas generaciones para competir en un mundo cada vez más abierto y tecnificado? ¿Cuándo ha sido la última vez que alguien ha estudiado la forma de que nuestra administración no sea un elefante con artrosis, con la que topan tantas y tantas iniciativas y tantos y tantos conflictos que tardan años en ser resueltos?

Tengo la esperanza que a partir del domingo próximo todos los gobernantes que salgan elegidos se quiten por una buena temporada el traje de político, se vistan de gobernantes y empiecen cumplir con la función para la que se los elige. Tengo también el temor de que muchos de ellos solo tengan conocimientos de técnica electoral, dominen muy bien ese arte de pronunciar frases grandilocuentes sin contenido real alguno, pero no tengan la menor idea de qué hacer para, con medios limitados, conseguir que el metro eche a andar a las seis de la mañana, que las basuras desaparezcan de los contenedores cada noche, que nuestros niños y jóvenes puedan ir cada mañana a un colegio del que de verdad salgan bilingu?es más allá del ‘guan, tu, zrui’, con conocimientos informáticos y, a poder ser, sabiendo multiplicar, y a su vez qué ocurrió en la batalla de Lepanto. Es decir, personas preparadas para desenvolverse dentro de la competencia mundial con la que deberán lidiar.

La política solo tiene que ser el medio para elegir quién dirija la ingente tarea de los Estados modernos. El éxito en la elección será nuestro bienestar futuro.