Javier D. Bazaga

NOTAS AL PIE

Javier D. Bazaga


Emoción, optimismo y reproche

16/07/2021

Por segundo año, los reyes presidieron un homenaje de Estado a las víctimas del coronavirus, que sirvió en esta ocasión también como reconocimiento al personal sanitario. Un acto que se pudo seguir muy bien con un esquema en tres actos, aunque desde Casa Real y Moncloa lo habían planificado en dos.
El primero fue el emotivo, el del recuerdo a todas las víctimas y reconocimiento a los familiares de los sanitarios, médicos, cirujanos, enfermeras, enfermeros y un largo etcétera que dieron su vida por salvar las nuestras. Allí estuvieron los familiares de 102 trabajadores y trabajadoras del sector sanitario fallecidos durante la pandemia, procedentes de todo el país. «Son ellos los destinatarios del agradecimiento y reconocimiento que les brinda este homenaje, como representantes de quienes han combatido esta enfermedad en primera línea», expuso el Gobierno. En nombre de todos ellos habló María Díaz Diñeiro, hija del jefe del servicio de Cirugía del Hospital La Paz, Joaquín Díaz Domínguez, y que perdió la vida en abril de 2020. María hizo suyo el dolor de todas las víctimas que, como su padre, «ya no está», dejando «silencios atronadores y heridas que ningún cirujano puede cerrar». «Ellos hicieron un esfuerzo sobrehumano para lidiar con el sufrimiento, anteponiendo el bien a su propio bienestar» pronunció ante los cerca de 700 asistentes. Estas personas recibieron de mano del rey la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil.
El segundo acto, programado, era el de la esperanza y el del optimismo. Por eso también participaron en este homenaje los primeros vacunados de varias comunidades autónomas, entre ellas, la primera persona vacunada de España, Araceli Hildalgo, nacida en 1924. Araceli se vacunó el 27 de diciembre pasado en la residencia que habita en Guadalajara, y tras ella hemos ido pasando el resto de la población –casi 25 millones con pauta completa en nuestro país–, animados por ese hálito de esperanza, sabiendo que la ciencia se ha impuesto una vez más, y ha permitido que los más mayores no sigan sufriendo esos terribles efectos. Araceli, con 97 años, simboliza cómo las vacunas han salvado miles de vidas, y solo 9 meses después del estallido de la pandemia.
Pero Araceli, fiel a su naturalidad, dio entrada a un tercer acto inesperado y volvió a ser protagonista. Casi tanto como el rey Felipe VI cuando, tras recordar y agradecer el inmenso esfuerzo de todos esos sanitarios, se dirigió a los chavales: «a los jóvenes les digo que respeten la pandemia». Un aviso de una veterana para aquellos que, no sufriendo de manera tan severa los efectos del virus, están perdiendo el cuidado y alimentando de nuevo al bicho, contagio tras contagio.
También Diñeiro se dirigió a los dirigentes políticos para pedir «que no dejen de tener presentes a nuestros fallecidos, que no olviden nuestro dolor». Hasta el rey reclamó «unidad» para afrontar la situación, síntoma de que no la ve muy clara ni siquiera en estos momentos. Ojalá sí se dé en futuros homenajes.