Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Dinosaurios

28/01/2021

Si te gusta aprender y tienes afición por la lectura, aunque no dispongas de mucho tiempo y tengas cerros pendientes por leer, es difícil resistirse a la tentación de hojear todo lo que te llega a las manos. También me pasa que no soy tan selectiva como lo es uno de mis buenos amigos. Cuando le preguntan sobre si ha leído tal o cual cosa, de la que todo el mundo habla, contesta, indefectiblemente, que lleva un orden y todavía no ha terminado con los grandes pensadores y autores del XIX.
Así, hojeando, me encontré con un escrito de un lobby ambientalista que establecía, a modo de mandamientos, diez motivos por los que verdaderamente deberíamos preocuparnos si no reducimos el consumo de carne. Al margen de que pudieran ser más o menos discutibles, por el uso interesado de distintas evidencias científicas, uno de ellos me llamó poderosamente la atención. Advertía de que las enormes cantidades de gas metano de efecto invernadero que producen las vacas tendrán el mismo papel decisivo en el cambio climático que tuvieron los gases de la digestión de los dinosaurios en el calentamiento del planeta durante el Jurásico.
No hacía referencia alguna a que la actividad humana produce mayor cantidad de emisiones, ni a que los herbívoros, las vacas, en pastoreo conservan el ecosistema, ni a que, manteniéndose con plantas indigestibles para nosotros, nos proveen de alimentos de alto valor biológico como la leche y la carne. Pero como el asunto de los dinosaurios me interesó, indagando logré encontrar la posible fuente del consejo en un trabajo publicado en 2012 por investigadores de la Liverpool John Moores University.  
Exponen su teoría para mostrar que la concentración en la atmósfera del gas, que frena la disipación del calor, emitido por los saurópodos herbívoros mesozoicos podría explicar el clima templado de esa era geológica. Reconocen que su cálculo de gas de dinosaurio es teórico porque emplean un método cuantitativo simple, sin tener en cuenta otras circunstancias, para estimar primero la densidad de biomasa de dinosaurios sobre la tierra con vegetación y después la producción de metano de esa masa corporal estimada. Por eso, otros estudiosos señalan que en el mundo cálido y húmedo del Mesozoico los humedales, ciénagas, turbas, pantanos, marismas, incendios forestales e incluso las termitas tuvieron mayor efecto en la metanogénesis que subió la temperatura y favoreció la diversidad de la vegetación del Cretácico, periodo en el que desaparecieron los dinosaurios por razones aún por determinar.
Esto despertó mi curiosidad sobre el estado de las investigaciones relacionadas con la extinción de los dinosaurios. Hasta ahora la teoría mejor aceptada por la comunidad científica es que se debió al efecto del impacto de un meteorito sobre el clima de la tierra. Sin embargo, nuevos descubrimientos revelan el efecto previo de erupciones volcánicas cuyas cenizas ensombrecieron el cielo, por lo que el enfriamiento podría haber sido gradual y no deberse a un solo evento catastrófico.