Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Chulería

25/02/2020

No tengo que dar explicaciones por elegir  una cosa u otra,  lo que pasa es que tantas veces he escrito que considero un deber y un honor dedicar esta columna a comentar lo que pasa aquí en Talavera,  ya que de los asuntos generales se ocupa la prensa nacional, y que modestia aparte cada semana hay un grupo de lectores de La Tribuna, grande o pequeño, que siguen esta columna y demandan la opinión de servidor, que con lo que está cayendo no tendrán más remedio que perdonarme porque hoy escribiré de un asunto poco grato, de algo que no deberíamos ver en nadie y mucho menos en ministros y gente por estilo.
No, no voy a incidir una vez más en lo intragables, intolerables que son las patrañas y embustes gubernamentales sobre la estancia en España de la vicepresidenta venezolana, suficientemente tratadas, ni el papelón vergonzoso y vergonzante de algunos funcionarios, presidente y ministros respecto a este bochornoso asunto, y es que después de todos estos días de mareo y engañifas he llegado a la conclusión de que tan inadmisibles son las desvergonzadas mentiras sobre la visita de la venezolana como la actitud chulesca y desairada del hombre este, el apellidado Ábalos que cuando los periodistas, en el cumplimiento de su deber y en el derecho de hacer su trabajo, le han preguntado por la cosa, ha proferido bufidos, ha mugido, ha puesto la peor cara y sólo le ha faltado, completamente ensoberbecido, darles un capón, insultarles o mandarles una hora de cara a la pared.
Aunque no supiera nada de este…de verdad no sé cómo tratarle, no me da la gana llamarle señor y cualquier otra palabra que ponga va a resultar muy peyorativa para un ministro del reino de España, a lo que iba, decía que aunque Ábalos fuera un completo desconocido para mí, con su manera de comportarse después del asunto de la vicepresidenta, es meridianamente claro que Ábalos no es un demócrata, ni cree en la libertad de prensa, la separación de poderes ni tiene la menor idea de lo que es la democracia, ni mucho menos qué papel le corresponde a un ministro en un lío tan grave como el que ha hecho estallar. Es por eso y por su reacción que se encuadra en lo que se entiende como macarra y chulesca por lo que me niego a reconocerle como ministro. ¿Qué quería decir Ábalos cuando el otro día afirmó que había llegado a ministro y que a él no le echaba nadie de su puesto? ¿Le dio un ataque transitorio de locura? ¿Ganó una oposición a notaría?  No sabía lo que decía puesto que en cualquier otra parte del mundo con una democracia suficientemente madura, ni él ni el presidente durarían un minuto más en sus puestos me imagino que nadie se imagina a un político en Francia, en Alemania, en los Estados Unidos, etc. gobernando después de un asunto como el que acaba de ocurrir aquí ; y no por el hecho que se les atribuye con la viceministra, si no por mentir y mentir vergonzosamente, descaradamente, sin pudor, sin vergüenza y sin un mínimo respeto a los puestos que ocupan y lo que resulta todavía más duro y descorazonador, que con chulería y desahogo nos han tomado a todos los españoles por dóciles y manejables idiotas.