He de reconocer que he crecido en un ambiente en el que Toledo y Talavera de la Reina tenían ánimos encontrados. Unos por ser capitalidad y, otros, por aspirar a serlo por merecerlo.
Pero de las aspiraciones de unos y las dejadeces de otros lo único que saco en claro, a día de hoy, es la falta de voluntad política en todas partes. No somos protagonistas de una historia personalista, es un mal generalizado. Están dedicados, en cuerpo y alma, a la generación de pan y circo. Muy a la romana. Muchos anuncios y pólvora del rey, y poca chicha para los de a pie.
Tanta sorna con la que se mueven, socarronería que lo llaman también, sólo sirve para no resolver nada, dejar todo a medias como signo inequívoco de su mal hacer. 
La falta de previsión ha hecho que los pueblos que vivían a la sombra del crecimiento, potencia y desarrollo de Talavera de la Reina se hayan visto afectados por la falta de proyectos que trasciendan el tiempo y las personas. Es probable que sea por poco caletre político o directamente proporcional a su ignorancia sobre lo que es la altura de miras.
Lo que servía como faro de guía para toda la comarca, con una población dinámica, implicada y pujante. Con una actividad económica, empresarial y social que atraía no sólo de comarca toledana, sino también de las provincias limítrofes. 
La dejadez de tantos años nos inquieta porque podría ser un conjunto de iniciativas que Toledo y Talavera podrían abanderar en pro de la provincia. Pero para ello tendrían que reconocer que tenemos serios problemas, y como aquí no hay problemas de cara a la galería, que somos campeones de tó y perdedores de ná, pues así nos va.
Podríamos hacer un frente común para reivindicar un verdadero crecimiento y desarrollo de futuro para nuestros hijos y nuestros nietos. No solo en infraestructuras, que también, proyectos urbanísticos para el siglo XXI y que trasciendan al siglo XXII, pero preferimos gastarlo en apps de poca monta y panfletos a todo color.
Han preferido apoyarse en un frente popular de nuevo cuño, y eso, para la gran mayoría de la población no es un frente tan común, es un repelente que nos conduce al abismo.