Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Ricardo Sandalio de la Torriente

09/12/2020

A mediados de agosto de 1878 el capitán general de Extremadura da cuenta al ministro de la Guerra de la desarticulación, por tropas realistas cerca de Torrejón el Rubio, de una partida republicana que operaba en la zona de Navalmoral de la Mata y el oeste de las Tierras de Talavera. Son hechos prisioneros la mayor parte del grupo, entre ellos un brigadier, varios jefes y casi todos los oficiales, con muchas armas, equipos, correajes y municiones y trasladados a Cáceres para someterlos a consejo de guerra. El brigadier al mando de la partida, Ricardo Ramón Sandalio de la Torriente y Rosa, es condenado a cadena perpetua. 
Ricardo Sandalio de la Torriente tiene un periplo militar digno de una novela. En enero de 1859 comienzan sus aventuras al marchar a África como voluntario para formar parte de la unidad de los Tercios Catalanes; durante la primera campaña, por méritos en combate, ascendió a sargento primero. Después, en la primera acción de Sierra Bullones, 30 de noviembre de 1859, fue hecho prisionero por las tropas rifeñas y vendido como esclavo, se evadió de su cautiverio en julio de 1860 y, tras un penoso viaje, se presentó en Tánger al cónsul de España. 
Tras su aventura africana, cruzó el Atlántico para alistarse de nuevo como voluntario en las fuerzas españolas que mandó el general Juan Prim en México para deponer al gobierno de Benito Juárez. Allí permanece, al terminar la campaña, ingresando en las guerrillas formadas por el general Porfirio Diaz, en las que después de cinco años de operaciones ascendió a coronel, tuvo un papel destacado en las batallas de Miahuatlán y de la Carbonera. Pasó a Guatemala, donde sirvió un tiempo a las órdenes del general Serapio Cruz y más tarde a Honduras, donde hizo toda la guerra de la república de Honduras contra San Salvador y por último, se dirigió a los Estados Unidos y se alistó en Nueva York, con el grado de capitán, para pelear contra los Pieles Rojas, cuando llevaba dos años de campaña y ya tenía el grado de teniente coronel, enfermó y tuvo que retirarse y regresar a España.
Lo último que sabemos de él es que, en junio de 1888, un juzgado de Madrid lo cita para que se presente en el término de cinco días para declarar por un delito de estafa, haciéndose presente que se ignoran sus circunstancias personales, su domicilio y su paradero.