Las palabras Talavera y respeto son antitéticas, contrarias, representan ideas contradictorias; si el respeto se refiere a las cosas públicas, la incompatibilidad entre los dos vocablos es exacta. En otros tiempos cuando mis ideas eran más claras que hoy, diría que lo que en Talavera falta es educación; ahora sin negar esta pavorosa falla imagino que el problema de los talaveranos es más complejo y se debe a más causas: no nos queremos ni nos gustamos y si alguien cree, que es divertido que haya gente disfrazada de andaluces en las ferias, les doy razones por  la que no hay diversión en lo de los trajes andaluces: completa fala de autoestima, ignorancia total de quienes somos, desprecio a nuestras tradiciones.
Dice la alcaldesa Tita que es triste lo de las últimas pintadas. No, lo triste es que no tengáis ideas para acabar con esta lacra, lo más triste es que las corporaciones del Ayuntamiento se repartan el presupuesto que había destinado a la vigilancia del Prado y la cuidad, entre otras concejalías y lo triste de verdad es que limpiar y reponer los destrozos cueste más que mantener un servicio de vigilancia, poner vallas o lo que sea necesario para desterrar tanta falta de cariño por lo nuestro, tanto descerebrado con esprais y tanta falta de educación y civismo como hay en esta desgraciada ciudad. Por cierto, aunque se limpie y se reponga nada volverá a estar como antes, a recuperar la belleza que tenía antes del paso de quienes no saben ni quieren vivir en sociedad, de los malditos bárbaros.
Hablando de la alcaldesa, esta semana quienes seguimos la necedad de los trasvases a Murcia mientras aquí se imponen ya limitaciones, nos hemos quedado perplejos con la noticia de la autorización de otro más cuando los embalses de cabecera están secos como mostraban las fotos de La Tribuna esta semana. Automáticamente me acordé que Tita, Page, el consejero de Agricultura, concejales y demás siguen sin dimitir. Aunque al final tengamos que ir todos al pantano para realizar aguas menores como se decía antes, y con botellas con el agua de nuestras cisternas del váter. Lo dice el memorándum.