Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


¿Volverá la mula al trigo?

16/06/2019

Aparentemente no hemos ganado nada con las elecciones generales, no hemos hecho otra cosa que empeorar la situación. La composición de nuestro Parlamento solo permitirá que exista un gobierno carente absolutamente de escrúpulos. Como en los tiempos de la postmoción. Pedro Sánchez, para sacar cualquier proyecto de ley adelante, incluida la de presupuestos, tendrá que comprar voto a voto hasta conseguir los 176 diputados que conforman la mayoría absoluta. Si partimos de que cuenta únicamente con 123, le faltan nada menos que 53.
Sin embargo esta flaqueza sería perfectamente compensable ofreciendo un gobierno de coalición a Ciudadanos, con quién se va a entender en otros territorios de España para gobernar entidades locales. Si a los 123 del PSOE le sumamos los 57 de Ciudadanos el resultado es un gobierno estable que no necesitaría más que un pacto de legislatura.
En los momentos actuales el PSOE no ha hecho (a la luz) oferta alguna de un matrimonio ‘como Dios manda’ a Ciudadanos y estos últimos, sin oferta de matrimonio con una buena dote, no van a cambiar la letra de su canción electoral que decía «con Sánchez no». Esto es lógico, lo que hasta el momento propugna Pedro Sánchez es un amancebamiento gratuito que le permita seguir siendo soltero y libre para pactar cada cosa con quien mejor le venga. Lo que pretende es que Ciudadanos se abstenga en la investidura para ser elegido por mayoría simple, ya que en este caso el número de votos a favor, aún contando solo con los suyos, sería mayor que el de votos en  contra. Sin embargo la realidad es que «la  verdad del cuento» la saben solo quienes están en la negociación y seguramente nada de lo que hacen público tiene un ápice de verdad.
Estas estrategias son lógicas, aunque nos suene a chalaneo de la peor estofa. Pero lo que realmente cuenta es el resultado final. Nuestros líderes ya han demostrado que se importan a sí mismos y nada más, pero hay veces que al ‘sí mismo’ le conviene lo que a los demás también interesa y en ese caso hacen cosas positivas. En este caso, por mucho que hayan perdido la empatía mutua Pedro Sánchez y Albert Rivera, seguramente no les quede otra salida que la del pacto, lo que no sería lo peor para España. ¿Se imagina que de verdad se hiciera realidad el sueño de Pablo Iglesias de manejar Hacienda? Obviamente eso ni él mismo lo cree posible, pero solo el hecho de que sea su partido el que sustente al gobierno de forma estable, haría huir cualquier inversión que pretendiera aproximarse a España. No digamos si, además, Pedro Sánchez tiene que estar negociando con un fugado de la Justicia como Puigdemont y al final se ve obligado a poner en libertad a los que resulten condenados por el golpe de estado ¡Con lo bien que está quedando el presidente del Tribunal! ¡Como para soltar luego a los que él encierre!
Lo que está claro es que, seguramente, llegará el momento que no tengan más remedio que entenderse. Rivera sabe que la oportunidad de ser líder de la oposición ya pasó y ahora podría hacer un buen servicio a España: habría un gobierno estable y centrado y nos quitaríamos las pirañas que nos devoran. Quizá no vuelva la mula al trigo… esperemos.