Jorge Jaramillo

Mi media Fanega

Jorge Jaramillo


Enlazando campañas

16/06/2019

A pesar de la complejidad de los mercados, la gestión de datos estadísticos permite hoy extrapolar y simular -con bastante exactitud- escenarios comerciales probables, con el fin de diseñar estrategias a corto, medio y largo plazo.
En el caso del vino, si utilizamos el 31 de julio como fecha de corte para medir existencias y sobrantes en los depósitos antes de vendimiar, resulta elemental -después de una cosecha generosa en hectolitros- hasta ver cómo ciernen las cepas.
 Y el Observatorio Español del Mercado (OEMV) ha cerrado el estudio que la propia Interprofesional española (OIVE) le solicitó para ver si tiene que acelerar las negociaciones y aprobar el mecanismo de almacenamiento obligatorio que ya está en la mesa del Ministerio de Agricultura.
   Esos papeles desvelan claramente el exceso de cosecha aunque abre un par de escenarios para asumir sin tanto riesgo su gestión. El más favorable, y partiendo de los 10 millones de hectolitros de más que se produjeron el año pasado, augura que si las ventas al exterior de graneles registraran un apretón este mes y el siguiente, podrían quedar en 36 millones de hectolitros (hl), que serían unos 5,5 o 6,5 millones más sobre la media de las campañas anteriores. Opción nada improbable teniendo en cuenta los bajos precios. En este sentido, la “amenaza” de un futuro almacenamiento, puede animar a cerrar ciertos contratos de futuro.
   En esa tesitura están los del aceite de oliva como venimos relatando en las últimas Fanegas. El pasado miércoles, las cooperativas andaluzas, extremeñas y castellanomanchegas volvieron a citarse en Jaén para confirmar la unidad de acción ante las dos vías de retirada que el Ministerio de Agricultura ve con más garantías jurídicas en el marco de la ocm única: o mediante una extensión de norma obligatoria, o por la retirada voluntaria de organizaciones de productores (cooperativas) que en realidad sería menos burocrática aunque con un impacto supuestamente más limitado. Este lunes, las almazaras de nuestra región se tantearán mútuamente en una reunión informativa extraordinaria que se ha convocado en Alcázar de San Juan. Porque aunque las cotizaciones han despuntado muy tímidamente, no está clara la tendencia. ¿Espejismo? El Gobierno dice que en junio siempre se produce un punto de inflexión.
   Los de la almendra no tienen de momento problemas de excedentes porque toda la cosecha está más que vendida. Sus follones tienen que ver más con la especulación y con el manejo de cantidades y calidades. Tanto que en la recta final de la campaña de comercialización, resulta ahora que California, la que marca el precio mundial, se va quedando sin existencias.
   Las informaciones sectoriales que llegan del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (NASS), dicen que apenas tiene 275.000 toneladas para abastecer una demanda mundial fuerte. Y con esa partida debería llegar a octubre, hasta procesar la almendra nueva. De momento ha tenido que tirar de las variedades más cotizadas para abastecer pedidos lo que mantiene fuerte los precios por un efecto contagio.
   Por eso, este sector prevé más estabilidad porque en España la cosecha será este año similar a la última (60.500 t), a pesar de que en regiones como la nuestra las heladas se han llevado un 30 por ciento. Podía haber sido peor, aunque van entrando en producción nuevas hectáreas que compensarán el daño. De hecho, las 35.000 ha que se pusieron en 2015 y 2016 amortiguarán el desastre que en otras regiones vecinas como la andaluza han podido sortear; allí tienen un 30 por ciento más.
   En resumen, hablamos de tres leñosos que hunden su raíz profunda en la principal estructura agronómica de la región donde muchos productores han depositado sus ahorros, su relevo, su herencia y sus ilusiones. En unos casos, buscando más orden, en otros, -por el boom repentino-, intentando vivir de las primeras rentas. Las que ya no ofrecían otros cultivos tradicionales como el cereal.