Jorge Jaramillo

Mi media Fanega

Jorge Jaramillo


Segundo fracaso. Calientan motores

22/12/2019

Cuando todos pensaban que una llamada de atención surtiría efecto, la Comisión Europea vuelve a esquivar la pretensión del olivarero, acostumbrado quizás a cuantías de ayuda lo suficientemente generosas para retirar aceite durante meses, rondando entonces, en la última intervención, el 1,30 euros por tonelada y día.
   Cierto es que tras el sonoro revuelo de descontento de organizaciones agrarias, cooperativas y otros agentes en la primera y fracasada subasta, Luis Planas, todavía en funciones, amagó con abroncar a la Comisión Europea para que fuera ‘realista’ en las compensaciones. Probablemente tampoco podía tensar mucho más la cuerda, primero por su provisionalidad, y segundo porque el propio sector productor al parecer se había subido a la parra con algunas ofertas presentadas a la intervención. De ahí que también pidiera coherencia a las propias cooperativas especialmente de Andalucía que ahora habrían recuperado.
   Pero la marca de corte para precintar 17.629 toneladas de virgen y lampante (no ha habido virgen extra) en esta segunda intentona ha resultado otra vez insuficiente lo que ha destapado la caja de los truenos en plena glorieta de Atocha (sede el Ministerio de Agricultura) donde todavía resuenan los ecos de aquel 10 de octubre que concentró a miles de olivareros que -por cierto- recuperaron la unidad de acción de todas sus organizaciones.
   Por lo que leo en las diferentes notas de valoración parece más que probable una nueva protesta pasadas las fiestas navideñas como hicieron en noviembre los agricultores franceses y alemanes para exigir más protección para la agricultura y la ganadería.
   En efecto, esa movilización pacífica y masiva de los vecinos ha sido la chispa que ha prendido en la conciencia de los dirigentes agrarios y en los grupos de WhatsApp donde las bases habrían reclamado aparcar el inmovilismo sindical para pasar a la acción vistos los resultados de la interlocución y de la paz social. Cierto es que en las mesas de diálogo hay siempre más opciones de avanzar que en la calle, aunque ahora todo parece más una cuestión de orgullo patrio para llamar la atención de la propia opinión pública que se muestra ajena y fría hacia los problemas de aquellos que nos alimentan cada día.
   De momento, las valoraciones al segundo almacenamiento han sido tan idénticas por la decepción generalizada que hasta otro de los posibles destinatarios de esas críticas, el ministro de Agricultura, ha decidido alinearse con los productores por entender que «Europa ha perdido una oportunidad para corregir  la situación, y ahora tendremos que esperar hasta enero, hasta la siguiente licitación».
   Pero la propia comunicación del Gobierno tiene más miga porque dice el ministro estar «decepcionado por la falta de ambición de la Comisión Europea en la fijación de un nivel de ayuda adecuado que permita almacenar cantidades significativas de aceite de oliva y con ello, estabilizar los precios al alza». Asimismo, argumenta que «la respuesta que estamos obteniendo de la Comisión no está a la altura de la gravedad de la situación que atraviesa el sector».
   No es que vea a Luis Planas detrás de una pancarta o subido a la cabina de un tractor en esa movilización que parece ya inevitable. Pero sí resulta  llamativo su mensaje ante un conflicto que puede ser el germen de un ‘paro agrario nacional’ como dice también la COAG y masculla la UPA. Quizá se entienda mejor la intención cuando se conforme el Gobierno que es justo lo que todos están esperando.