Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


Foreños

15/11/2022

Ahora que los días de invierno llaman a la puerta, y el año da el primer aviso para su despedida. Ahora que los días se hacen más noche, y el aire sopla frío y gélido. Ahora que el año empieza a expirar, se presta amable recordar aquellos días calurosos y gentiles con la vida. Aquellos días  de descanso y de reencuentros. Con los amigos y conocidos, y con los vientos que nos llevan a ellos. Ahora es tiempo de recordar la luz, las voces, y los vientos del Sur.
Es el Foreño, el dulce y suave viento de Huelva, quien lleva la memoria a esos días de verano en Ayamonte. Ciudad noble e hidalga donde las haya. Altanera y orgullosa. Marinera, blanca y oceánica. El lugar elegido por el Guadiana para dejarse morir majestuoso. La espuma blanca y la arena salina, amortajan al río más teatrero y juguetón. El caudal manchego que se despide imponente y sereno en su óbito. Las lágrimas de su adiós sellan tierras imposibles de separar, porque son una y hermanas.
Es el Foreño un aire propio de aquellas añoradas playas, islas y marismas. Un soplo de amistad y calor que revienta brillante en la garganta. Que se tatúa suave en la piel y en la memoria como los imborrables recuerdos.
Es el Foreño el viento onubense más agradecido y querido por Eolo. El dios de los vientos le deja acariciar y mecer la que se conoce como Puerta de España. Solo él goza de tal permiso, licencia y privilegio para tocar ese dintel. Empuja con mimo la puerta marismeña y la tararea sin portazos al compás de un fandango.
Es el Foreño un viento con voces propias. Y en los días cálidos, al caer la tarde, se escuchan empastadas entre acordes de cuerdas. Son los Foreños, los hijos del viento de Huelva y de Ayamonte. Voces templadas y armoniosas a ritmo de boleros, que recuerdan en cada nota el viento al que deben su nombre.
Voces foreñas que suenan a tradición, a historia y a sincera amistad. Voces que nacen cuando el mar se traga el sol, en la bella iglesia de San Antonio, y soplan al viajero en su alma. Y el viajero, como Ulises, cierra los ojos y se deja llevar por la empinada cuesta que lleva al antiguo colegio, para sentir y escuchar esas voces como suyas. Ahora, en estos días de primeras escarchas, esas voces son el calor que deshiela los recuerdos.
Joaquín Gutiérrez -amigo-, es el alma de ese viento. El punto cardinal que dirige con cariño y sabiduría las voces Foreñas. Joaquín habla dulce y su mirada turbina recuerdos llevados por el viento. De sus manos brotan las mejores notas para acompañar, con su guitarra, la brisa melódica que brota desde San Antonio, y que revoca en la coqueta plaza del Rosario.
Empujadas por el viento, las voces foreñas remontan por el Guadiana y llegan en estos días a la memoria de quienes las han escuchado. El viento y sus voces, invisibles, saben que tienen vida en quienes lo han sentido, y las han escuchado.
El viento Foreño es caprichoso. Lleva y trae a su antojo los recuerdos. Sigue soplando y cantando, viento amigo.

ARCHIVADO EN: Huelva, Río Guadiana, España