Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Girauta no es Halevi

13/10/2019

Huyendo de la intransigencia almohade, en el siglo XII, el poeta Yehudah Halevi buscó refugio en Toledo. Su obra es esencial para nuestra lírica de la Edad Media. Sutil, ensalzaba la amistad, el amor y la naturaleza: «Víboras son tus mejillas, mas de ellas fluye bálsamo; / al ausente torturan, al que está cerca sanan». Ferviente defensor del judaísmo, ya mayor, partió hacia Tierra Santa, envolviendo la leyenda el final de sus días.
En el pasado mes de febrero, Juan Carlos Girauta, portavoz de Ciudadanos y diputado entonces por Barcelona, dijo no querer ver a los independentistas catalanes ‘ni en pintura’ y haber decidido, como antaño Halevi, hacerse toledano. «Estoy harto de ustedes, no puedo más», exclamó indignado, justificando su arribada como futuro número uno del partido naranja por Toledo para las elecciones del 26-A. Tras empadronarse en la capital, como buen cunero, se prodigó en declaraciones a los medios proclamando ser feliz aquí, sintiéndose libre e ilusionado ‘toledano’. Setenta mil electores le votaron para que les representase en el Congreso.
Desde entonces no ha hecho mucho humo. Muy comentada fue una imagen suya, solitario en unas sillas, durante la mañana del Corpus. En la política provincial apenas ha dado qué hablar. En esta legislatura fallida no ha presentado iniciativa parlamentaria alguna, ni ha tomado la palabra en el hemiciclo, aunque sí ha formulado siete preguntas al Gobierno sobre cuestiones como los daños de la última gota fría en algunos pueblos toledanos, la situación del polígono de Torrehierro en Talavera o el proyecto de Instituto de Medicina Legal de Toledo. Semejante atonía se ha roto esta semana. Tras no prosperar la moción de censura presentada por Ciudadanos en el Parlament, se ha desatado contra los socialistas catalanes tildándoles de traidores, acomplejados, inmorales nacionalistas y lameculos paniaguados mezclados con ladrones pijos.
Reconforta pensar que Toledo haya sido bálsamo para mitigar su hartazgo por la situación en su Cataluña natal. Pero utilizando este lenguaje tabernario para destilar frustraciones políticas, quien afirmó no soportar fanatismos e intolerancias, y que en breve volverá a hacerse visible recabando nuestros votos, demuestra poco sosiego, armonía y respeto conjugando las palabras. Aunque también escritor, Girauta no es Halevi.