Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Hay partido señores

01/06/2019

Tras una semana de reflexión voy a reconocer varias cosas, de las que no me avergüenzo, porque, si algo tengo claro es que me importan las habladurías un pepino y medio. Reconozco que he tenido en estos días mi minuto de silencio. 

Mientras pasaban los duros y tensos segundos, pesaban y caían como una losa sobre mi conciencia todos y cada uno de mis vaticinios ante los posibles escenarios postelectorales. Ese minuto, ese silencio, esa duda existencial eterna, un infinito minuto que no acababa de dar vuelta al reloj. 

Tamborileaba el rabioso latir de incomprendida indefensión. Un segundo latente, un anhelo de perspectiva y distancia para decidir. Sí, para decidir sobre lo pasado. Pero estaba equivocado. 

No es para decidir sobre un pasado que no tiene remedio, lo hecho sólo tiene una salida: el aprendizaje. Ese minuto ha servido de espoleta para una nueva etapa. 

Habrá juego. Sólo concedí un minuto a la melancolía, a la pena y a la tristeza. A partir de ahí, sólo se advertirá el eco de esos segundos vitales perdidos. Sólo recordaré la lección aprendida. El horizonte que se nos avecina es mucho más complejo que las tonterías que oímos, el común de los mortales todos los días en cualquier medio. 

Ese minuto en un torneo te da o te quita la copa, ese minuto debajo del agua te da o te quita la vida. Ese minuto, en este instante, te arma de valor para afrontar todo lo que venga. Pero ese minuto, si no tiene consecuencias, no te sirve. 

Un minuto para encender la aspiradora, coger el estropajo y rascar. Detrás de la capa de roña, acumulada en años, sólo precisa de un minuto para decidir. Y un minuto seguido de decisiones puede estar cargado de aciertos. 

La limpieza en palabras: “más vale una vez colorao, que ciento amarillos”. Hay tiempo más que suficiente, más allá de ese inacabable minuto, el futuro estará lleno de consecuencias en positivo. Hay partido, porque hay mimbres. En peores situaciones se ha sembrado y se cosecharon resultados. 

Sólo hace falta un minuto, de inabarcables reflexiones, de irrefrenables impulsos. Sólo un minuto de altura de miras y búsqueda de un futuro marcado por la juventud, la profesionalidad, la experiencia y el saber hacer cambios. Hay partido señores.