Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Tiempos de inquietud

26/09/2022

A pesar de que el final de verano se vive en calles abarrotadas de ciudadanos, como si se estuviera celebrando una normalidad perdida y todo transcurriera marcado por la felicidad, aunque sea un espejismo, gracias a que la circulación de la COVID es baja, el subconsciente nos lleva a una inquietud interior, derivada de un futuro incierto en cuanto a lo sanitario, en espera del invierno, y a un pulso de las autocracias frente a las democracias - también de las teocracias que persiguen violentamente a las mujeres por la forma de colocarse el velo-, con una guerra en las puertas de Europa, miles de refugiados y un líder resentido, como el presidente de Rusia, Vladímir Putin, dispuesto a mantenerse en el poder a toda costa, incluso, con amenaza nuclear.

A ello, hay que añadir las consecuencias que nos acarrea el líder del partido Rusia Unida, que no conoce la diplomacia, sino que nos conduce directamente a la guerra fría, desequilibrando occidente y creando inestabilidad en el resto de Europa, a base de tener a ciudadanos descontentos con sus gobiernos por el encarecimiento de los precios y provocando indirectamente el crecimiento del populismo y la ultraderecha, creando un caldo de cultivo propio para noquear al que considera enemigo en el exterior. Es conocida la intervención rusa en las campañas de desinformación en favor del procés y de un intento de separatismo para que echar más leña al fuego en un país europeo, como en este caso España.

En Europa se habla mucho de valores, pero se practican cada vez menos en un clima político donde la extrema derecha marca el rumbo político de Suecia o el Parlamento Europeo declara que Hungría ya no es una democracia en sentido pleno. 

Si descendemos a lo más próximo, con una sociedad donde se ha producido una manipulación acerca de la percepción y de la realidad, y los ciudadanos escogen aquello que les conviene, aunque no sea lo ético y lo correcto. Como mantiene el actor y monologuista Ángel Martín, estas plataformas no son entidades que van solas, a su libre albedrío, se levantan y te insultan, sino que quien insulta es la gente, esa misma mediocre que asciende antes que los inteligentes. 

Quien recuerde o tenga idea de la transición en este país desde un régimen dictatorial puede percibir perfectamente que hubo muchas conquistas que se han ido difuminando tras sufrir los filtros de las diversas administraciones en este Estado de las autonomías que ha terminado convirtiéndose, en muchos casos, en espacio de poder omnímodo, en pequeñas dictaduras donde se premia a quien practica la servidumbre y se castiga al crítico. 

Ante este panorama tan desalentador, no hay mejor fórmula que seguir tratando a las personas con respeto y pelear por la libertad de expresión. Es comprensible que haya quien se sienta coartado para poder hacerlo, aunque hay que hacer hincapié en que continúa siendo muy sano escuchar argumentos plurales, no solo los de quien manda.