Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Metamorfosis y Renacimiento

14/05/2020

El fascinante parque arqueológico de Pompeya, cerrado por el coronavirus, sigue asombrándonos con los hallazgos de las excavaciones del yacimiento catalogado patrimonio de la humanidad desde 1997. Con un vídeo, grabado por un dron, su director ha presentado entre los nuevos descubrimientos la Casa del Jardín y la Casa de Orión. Esta última recibe su nombre porque contiene un mosaico que representa el catasterismo de Orión, la metamorfosis en constelación del gigante de la mitología griega.
Son muchos los mitos clásicos que nos hablan de la transformación, del resurgir mudando de un estado a otro.  Ovidio en su Metamorfosis nos narra, aplicando la mitología griega a su cultura romana, como los dioses gustaban de la transformación para alcanzar sus fines y siempre salirse con la suya. Otro bien conocido es el ave Fénix capaz de triunfar, renovándose más fuerte y luminoso, desde las cenizas de su propia destrucción.
Los mitos no son solo entretenidas y bellas historias, se creaban para ayudar a explicar algunos fenómenos que eran de difícil comprensión por carecer del conocimiento suficiente sobre ellos. Ahora tratamos de explicarnos las cosas con lógica, ayudándonos de razón y ciencia, para aprovisionarnos de certezas suficientes con las que paliar la zozobra que nos causa la incertidumbre. A pesar de ello, al pensamiento sistémico de nuestros días, con enfoque realista crítico, no le queda más remedio que aceptar que no tiene certidumbre sobre el mañana, por ser nuestro mundo un sistema abierto que se transformará, integrando las cenizas de las fluctuaciones, para generar un nuevo orden con el que seguir adelante.
Es como renacer, cuyo sentido literal es volver a nacer pero que usamos en sentido figurado para expresar que podemos reunir fuerza, ánimo e ilusión para reinventarnos. De hecho, el Renacimiento, movimiento cultural y artístico de los siglos XIV y XV, fue fruto de las nuevas ideas humanísticas que encontraron otro modelo para el mundo y su funcionamiento, primando el antropocentrismo y el individualismo frente a los valores medievales e impulsando el comercio, la economía, la investigación y la innovación.
Esta es una coyuntura jamás vivida en la que el mercado de repente se paralizó y sus consecuencias económicas nos amenazan. Según la EPA del primer trimestre, solo son activos el 48,48% de la población española. El 34,65% son autónomos y trabajadores por cuenta ajena que, siendo los principales agentes económicos del país, están preocupantemente afectados por la falta de ingresos los primeros y por los ERTE los segundos.
Es un momento en el que nos sentimos paralizados por la incertidumbre. No sabemos cómo se comportará la enfermedad en unos meses ni cuando conseguiremos tratamiento efectivo y vacuna para combatirla. No tenemos ni idea de cómo se abrirán los mercados internacionales ni de cómo responderá el consumidor en sus distintas modalidades. Pero hay que encontrar la metamorfosis, buscando un modelo económico que defienda al empresario, incentive sectores estratégicos y promueva infraestructuras esenciales que creen empleo para, entre todos, generar ingresos y recursos con los que repartir bienestar para todos. Así, como los dioses clásicos nos saldremos con la nuestra.