Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Remedios en la gripe de 1918

04/11/2020

En la pandemia de gripe de 1918, la Junta de Sanidad Provincial de Toledo adoptó las pertinentes medidas preventivas ante la expansión de la epidemia, recomendando higiene en los hogares y en los alimentos, exhaustiva limpieza de las calles, vigilancia de  los viajeros que llegaban a las localidades con lo que hoy llamaríamos ‘rastreadores’, especialmente, y en un principio, de los jornaleros portugueses y españoles que regresaban de hacer la temporada de siega en Francia porque se pensaba que ellos eran los que habían importado la gripe por “ser gente descuidada en punto a higiene y limpieza”, disponiendo locales aislados para hospitalizar a los enfermos infectados y controlando en toda la provincia las aglomeraciones, es el caso de la prohibición de las visitas a los cementerios el día de Todos los Santos.
Pero además, también se pusieron de moda entre la población remedios preventivos seudocientíficos para tratar de librarse del contagio, por ejemplo, se bebieron miles y miles de litros de agua azoada -aguas tratadas con nitrógeno- que aseguraban estaban indicadas para librarse de todas las enfermedades del aparato respiratorio, la farmacia del doctor Santos en la calle de la Plata de Toledo vendía la marca Peletier, una de las más demandadas; se utilizaron muchos desinfectantes microbicidas, ‘Sanitas’ y ‘Ozonopino Ruy–Ram’ se llevaron la palma, los comercializaba Juan Manuel Moro en su tienda de la calle del Comercio y, sobre todo, el jabón inglés ‘Salvavidas’, utilizado por el ejército y la marina inglesa, y que el toledano Sergio Serrano Martínez distribuyó por toda la zona centro ganando un dineral,  costaba una peseta la pastilla; tuvieron mucho éxito los sellos (papelinas) purgantes y desinfectantes que aseguraban que gracias a una evacuación eficaz complementada con su acción bactericida destruía los microbios patógenos, había que tomarse uno al acostarse y obraba por la mañana su efecto, los Chelvi fueron los más vendidos en la provincia; en ese momento se populariza en España el enjuague bucal americano Listerine, que hace una gran campaña de propaganda poniendo como reclamo a las grandes autoridades médicas del momento, en nuestro país el anuncio del producto se acompañaba con una frase del doctor Marañón para atestiguar que el antiséptico era ideal para evitar el contagio de la gripe si se adquiría la costumbre de «lavarse dos veces al día la boca, faringe y  fosas nasales por medio de una ducha nasal con un antiséptico ligero».