Miguel Trinidad

Mano a Mano

Miguel Trinidad


El problema del cómo

08/10/2021

Momentos difíciles para el CD Toledo en esta temporada que se presuponía ilusionante y que, insisto, aún puede llegar a serlo. La situación deportiva real no es tan caótica como puede parecer a priori, ya que, después de cinco jornadas, los toledanos solo están a dos puntos de la salvación.  
Se pueden perder partidos sin marcar goles, se puede caer en la Copa Federación ante los suplentes de un Tercera RFEF con diez durante 50 minutos, anotando tan solo de penalti inexistente; incluso, se pueden situar a jugadores en posiciones en las que llevan sin jugar desde alevines... El verdadero problema es el cómo.
En este inicio de competición, el CD Toledo se ha mostrado como un equipo plano, previsible, inoperante y con fragilidad mental, y, como consecuencia de todo ello, conflictivo. Gran parte de los jugadores no han estado a la altura que se les pedía, pero también es como consecuencia del encorsetado sistema (del que no mueve ni una coma a pesar de su inoperancia) del ‘Cholito’ Merino. Un entrenador joven con varias experiencias negativas en Segunda B que no era la primera ni la segunda opción para el banquillo el curso pasado, pero al que se le renovó por dos temporadas más tras nueve jornadas, porque le quería un filial de un Primera, o el Manchester United… vaya usted a saber.
Al emeritense se le dieron las llaves del club, e hizo un equipo a su medida con gente a la que conocía en su mayoría (yo también celebro los goles con mis amigos, eso no tiene mérito). Visto lo visto, (dejando a un lado la pretemporada) en seis partidos oficiales, no ha sido capaz de crear un estilo de juego definido, ni defensivo, con doce goles encajados, ni ofensivo cinco tantos anotados (tres de ellos en un mismo partido).
Tácticamente, Merino se ha visto superado por la mayoría de técnicos rivales, y sus únicas soluciones han sido cambiar hombre por hombre bajo el inamovible sistema (pero el equipo celebró un gol con él, como yo con mis amigos en el parque, insisto). Y lo que es peor, se ha visto superado por la situación tirando balones fuera y crispando situaciones en el interior y en el exterior del terreno de juego. Se ve en el campo y se comprueba escuchando (como al igual que a otros antiguos entrenadores en su mismo puesto), como cuando vienen mal dadas siempre hay uno o varios enemigos imaginarios que no le quieren ni a él ni a la plantilla que toque. Esa es la arenga: «Matar o morir».
Incluso, casualmente, con la guerra abierta se acaba filtrando (sea verdad o no) por algún ‘medio’ digital de entrenadores que existen impagos a la plantilla y cuerpo técnico. ¿Casualidad? Parece que no. A todo esto, la afición no puede más, y, tras ver de qué manera tan humillante se cayó ante el Guijuelo el pasado miércoles, el vaso está colmado . El problema actual no es el qué, es el cómo.