Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El tolonismo

18/06/2020

El 15 de junio de 2019 fue un día feliz para los concejales electos de toda España. Su toma de posesión. Yo me fijo en la foto de Toledo con la alcaldesa Tolón radiante, de verde, rodeada de una sonriente Corporación. En un año han cambiado caras, circunstancias políticas e incluso la historia del mundo, con la trágica crisis del coronavirus.
Antes de que estallara la pandemia, Tolón, en su segunda legislatura, mantenía su perfil bajo. No ha conseguido grandes logros, tampoco ha diseñado un proyecto de ciudad, ni ha respondido a demandas vecinales tales como la instalación de fibra en el Casco y otros barrios donde resulta imprescindible. Peatonalizar o acabar con el bolseo son algunas de las asignaturas pendientes en la zona histórica. No ha tenido tiempo de formular un Plan de Ordenación Municipal, aunque sí ha ideado, con la complicidad del ministro Marlaska, la construcción de un cuartel de la Guardia Civil en Vega Baja. Esa zona ha sido desde su mandato objeto de la avidez de la regidora, quien ya dio permiso para levantar cuatro inmensos bloques de lujo que tapan parte de la vista de Toledo, qué más da, y ha aprovechado el estado de alarma para dar un impulso a la ampliación del aparcamiento en Santa Teresa, también sobre terrenos de Vega Baja, por un importe cercano a los 500.000 euros. Protección de patrimonio, ninguna. Y qué decir del Tajo, que sigue sufriendo el expolio de trasvases asesinos sin que el equipo municipal alce la voz.
No obstante, el mérito de la alcaldesa ha sido instaurar el tolonismo, algo así como una doctrina, no sé si calificarla de política, con varias características: amor incondicional a la alcaldesa, reconocida sanchista, más allá del propio presidente del gobierno. Ante todo, Tolón. Los seguidores de esta corriente defienden a capa y espada a su líder, con especial frenesí en las redes sociales. Pero la nota fundamental que distingue a los tolonistas es, sin duda, su aversión a Emiliano García-Page. Sí, esa dulce rivalidad entre la alcaldesa y el presidente ha estallado durante el estado de alarma, merced a unas desafortunadas declaraciones del primer mandatario regional sobre los ayuntamientos. Tolón ha aprovechado el rifirrafe para convertirse en adalid del municipalismo y atacar al presidente de la Junta, que, entre sus errores y las puñaladas del gobierno central, está el hombre que no levanta cabeza. Tolón se ha reforzado, pero cuidado con Page, que solo necesita cariño y tranquilidad para volver por sus fueros.