Y  a era hora que existiera, tras años de vaguedades, una oposición firme y clara. Firme ante los atropellos de los munícipes a la historia, al patrimonio y al orden de la ciudad. Porque estábamos viendo que las riberas del Tajo, ahí por Safont, iban a convertirse en un cúmulo de arlita y enyesados amarillentos. Vemos, con estupefacción, cómo acuden los ignorantes del ladrillo a repetir barbaridades de antaño. Vemos con tristeza y, sobre todo, nostalgia una ciudad que muere y nadie hacía nada.
La convicción es necesaria, primero, para ser creíble, porque si no estás convencido de lo que dices, difícilmente conseguirás ser elocuente en tus discursos. En segundo lugar, convicción para ser atrayente, si tus comentarios, acompañados de tus valores y actitudes son claros sonarán de mejor manera en oídos de los que no te querían escuchar. Tercero, convicción y firmeza, para que, sin dobleces, todo el mundo encuentre tu lugar en la distinción con los demás.
Ejemplos tenemos a todos los niveles de cómo se han de resolver los problemas. Primero la ley, con firmeza y sin privilegios para nadie. Convicción en que por ese camino se consigue arreglar los desaguisados que sean. En Cataluña, la solución ¿es sólo política? Eso quiere Sánchez bajo el amparo de Iglesias y su feligresía, traicionar la ley, arrugarla y usarla a su propio beneficio. La solución, ¿es sólo palo y tente tieso? Como pide VOX para hacer el caldo gordo y dar la razón a los que los tachan de extrema derecha (ya que les llaman extremistas, que sea por algo).
La solución en el País Vasco fue firmeza y convicción, ley y orden, y también política, de eso también hubo, pero dejación de funciones, ante el terrorismo no se produjo y así se consiguió acabar y vivir una nueva etapa de paz y convivencia. Estamos en otro escenario, y de nuevo, habrá que implicar firmeza y convicción. No hay atajos.
En mi ciudad, por fin, hay oposición. Conocen a la gente y sus circunstancias, quieren a Toledo y su Patrimonio y ansían competitividad e innovación para solventar nuestros problemas. Ánimo Claudia Alonso, Pablo Corrales y demás cuadrilla, aun corto equipo para poner en aprietos a una recua que nos sigue conduciendo por la vía muerta del ostracismo de escaparate.