Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Te callas porque mando yo

22/04/2021

Nunca había oído hablar tanto del concepto ‘lealtad de la oposición’ como en estos últimos meses. Resulta curioso, porque se utiliza constantemente por quienes gobiernan y una se pregunta si, repitiendo esa idea machacona, pretenden que los partidos que no han conseguido ascender a la cúpula del poder aplaudan todo aquello que decidan los que sí han tenido el privilegio de conquistarlo. O si los que mandan consideran que la oposición debe callarse ante los desmanes del gobierno de turno. Eso de aludir continuamente a esa presunta falta de lealtad de la oposición no supone más que reducir a una idea grotesca y panfletaria la labor que deben realizar los partidos que en unas elecciones no han ganado pero que, en todo caso, han de ser útiles a sus votantes. Y esta tarea se ejerce denunciando las actuaciones del poder que estiman impropias, contrarias a los intereses de los ciudadanos o aquellas cuestiones turbias que pueden influir en la buena marcha de los asuntos públicos. Su cometido es imprescindible en una democracia. Si se equivocan, serán los electores quienes juzguen.
Esta tierra, donde mandan los socialistas en la Junta y el Ayuntamiento de Toledo, es fiel ejemplo de este mantra que esgrimen una y otra vez cuando un adversario político osa alzar la voz. No creo que ser leal sea mirar hacia otro lado cuando Page se va a Canarias. O callarse ante la gestión de la pandemia que está llevando a cabo el señor presidente, basada en ocurrencias que, lejos de ser simpáticas, producen quebraderos de cabeza a unos ciudadanos desprotegidos ante un gobierno que ha llegado a rozar el esperpento. No hay más que ver lo que ha ocurrido en Toledo con sus cambios de fase: ahora abro los interiores de los bares, luego los cierro. Fase 3. Esta noche cambio de idea, que para eso mando. Y paso a la capital a fase 2. Esto en apenas dos días. Y nosotros sin saber qué comité científico asesora a Page, que parece formado por los herederos sinsustancia de los hermanos Marx. No, gobernar una Comunidad Autónoma es rendir cuentas, actuar con seriedad, velar por la salud física y mental de la gente sobre la que se asume una responsabilidad, incluidos esos mayores a los que tanto ha abrazado Page en sus buenos momentos y a los que ha despreciado durante esta pandemia.
Tampoco debe considerarse una falta de lealtad pedir explicaciones a la alcaldesa Tolón ante la tele municipal que pretende montar mientras tiene la ciudad patas arriba. Por cierto, me dicen que ya tiene hasta director, el responsable de una productora amiga con nombre de ave. No, sacar a la luz esos asuntos, pedir papeles, datos, cifras, exigir transparencia, en definitiva, no es hacer una oposición desleal. Si un gobierno lo hace mal, hay que decirlo, que de palmeros está el mundo lleno, sobre todo en el entorno del poder, donde cunden los halagos para asegurarse un buen dinerito público cada mes. Señores del ejecutivo, eso de asentir ante medidas que se toman ‘porque lo digo yo’ se acabó. Asuman las críticas, que son demasiado benévolas para lo mal que lo están haciendo. Y recuerden la cuestión que planteó  Confucio: «¿Uno que no sepa gobernarse a sí mismo cómo sabrá gobernar a los demás?»