Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Nunca sobra alguien que falta

12/10/2020

Yo viví con Mafalda y me enamoré de ella; sí, así de cierto porque con ella encontré lo que me faltaba y era creer en mí mismo y sentirme libre cuando era demasiado difícil serlo.
¡Tantas y tantas cosas le escuché! Era un verdadero libro abierto, un constante declinar entre el realismo y surrealismo, pero siempre con un acierto en cada mensaje. Ahora mismo, me viene a la cabeza aquella expresión que dijera en un momento: ¿qué importan los años?, y me viene ahora porque he entrado en una edad de conciencia, de arrepentimiento, de reflexión, de dudas en si lo hecho ha sido acertado o no, en saber si la huella que dejo será bien recibida. Porque, cuando Mafalda dijo esa frase pretendía llegar a que todos nos diéramos cuenta de que lo que realmente importa es comprobar que a fin de cuentas la mejor edad de la vida es estar vivo.
Fíjate ahora, esta reflexión como está de rabiosa actualidad: año de Covid y de incertidumbre.
Y es que me sucede con Mafalda lo mismo que me sucede con El Quijote, que siempre estará de moda, vivo, actual porque sirve para cada etapa de la vida y te ayuda a entender los caminos con sus obstáculos y sus virtudes.
Triste es el momento, porque después que Mafalda cumpliera sus 56 años desde su primera aparición en la revista Primera Plana, su creador, el dibujante argentino Joaquín Lavado «Quino» fallecía a los 88 años. Pero, eso es lo que tiene un creador. Él morirá pero su creación nunca, siempre estará viva, y en esencia, él como auténtico valedor de su idea, también.
Y que curiosidad es la vida misma. Mafalda, como personaje, nacía para anunciar una marca de electrodomésticos. Al poco de publicarse en aquel año de 1963 el llamado libro Mundo Quino, le piden que diseñe una familia de personajes adecuados para promocionar los electrodomésticos Mansfield de la firma Siam Di Tella y debían todos, comenzar por la letra M.
La niña de esa familia recibirá el nombre de Mafalda por ajustarse -según su creador Quino- a uno de los personajes de la novela «Dar la cara» del autor David Viñas. Sin embargo, la campaña publicitaria nunca vería la luz y el popular Quino guardaba a su niña en un cajón.
Luego, Primera Plana, permitió darle vida y colocarla en ese lugar que nunca dejará y que tanto nos enseñará, moral, activa, filosófica y popularmente.
Rompió esquemas, luchó contra la censura que le provocaron, España, Bolivia, Chile o Brasil, y siendo libro para niños se forjó como libro de adultos, creyendo en sí mismo e intentando salvar «este roñoso mundo que nos ha tocado vivir».
Ignacio de los Reyes en BBC Mundo, celebraba su cincuenta cumpleaños y lo hacía maravillosamente con un artículo digno y espléndido; y yo, sencillamente, sin más alarde que mi humilde pluma, quiero ahora servir de espejo y recordar lo que fue para mí, lo que compartimos muchos amigos y compañeros de estudio -en las clases de Magisterio- y lo que debe ser para las generaciones que ahora están dando vida a un recreo de sinvalores -muchos de ellos- para hacerles creer en la potencialidad de su propio yo y en una sociedad que sea mucho mejor que la que ahora tenemos.
No hay ninguna duda, que Mafalda va a ayudar a ello, siempre que se le tenga el respeto que merece y siga estando ahí, viva, sencillamente viva, en acción y reacción, porque de todo se aprende y de todo se gana, porque «nunca sobra alguien que falta». ¿Verdad?