Luis Francisco Peñalver

Tribuna Abierta

Luis Francisco Peñalver

Profesor e historiador


La disputa entre Calera y Talavera por el despoblado de Chozas: un proceso inacabado

02/02/2023

En el mes de diciembre pasado tuve ocasión de participar junto a los arqueólogos César Pacheco y Marcos Muñoz, en la presentación de una publicación conmemorativa del 200 aniversario del traslado del Cristo de Chozas a Calera, propiciada por su Ayuntamiento y la Hermandad de su nombre. Estaba previsto que mi aportación fuera en principio contextualizar históricamente el acontecimiento, mas el desarrollo del trabajo de investigación me condujo a indagar sobre un largo proceso que considero inacabado, iniciado en 1820,  y por el que por el entonces "lugar de Calera" y la villa de Talavera de la Reina, pleitearon acerca de los derechos de propiedad y usufructo del despoblado de Chozas.
A la larga, este proceso supuso un elemento clave identitario para los caleranos coetáneos al mismo, pero también para las generaciones venideras. Hoy Calera y Chozas es un todo, y lo es porque lograron sus ediles y diferentes representantes de sus Corporaciones "empujando en el tiempo", a veces por distintos intereses, para que el despoblado antes "Chozas de Talavera" se integrara en el término municipal y bajo la jurisdicción de Calera.
Chozas perteneció a los propios de Talavera desde que le fuera concedido este territorio junto con otros por Felipe II en 1587. A principios del siglo XIX, y sobre todo desde 1809 coincidiendo con las atrocidades cometidas por los franceses durante la Guerra de la Independencia, se fue quedando despoblado. A finales de 1820 su último habitante y alcalde del lugar pasó a avecindarse a Calera, fue entonces cuando su Ayuntamiento logró que el jefe político de la provincia, y durante el llamado Trienio Liberal, con los liberales en el Gobierno de la nación, asignara al despoblado como anexo a Calera. De nada sirvieron las protestas por parte de Talavera reclamando su titularidad histórica. Tuvo que finalizar el Trienio para que revertiera de nuevo Chozas a su antiguo propietario. 
A partir de entonces se sucedieron un sinfín de demandas por una y otra parte, ya fuera ante el gobernador de la provincia, Juzgados de Primera Instancia, u otros de carácter superior. Habría que esperar a 1838 para que el cansancio de ambas Corporaciones y un cierto pragmatismo les llevara a firmar de común acuerdo una escritura de transacción que les permitiría repartirse proporcionalmente el usufructo de las tierras de Chozas, aun reconociendo la titularidad de Talavera sobre el despoblado.
Un statu quo que funcionó sin problemas hasta que en 1855 la desamortización dictada por el ministro Madoz afectó a los bienes municipales. Ello supuso la venta como bienes nacionales tanto de las tierras de Chozas como sus anejos en subasta pública a los mejores postores. Talavera recibió lo que le correspondía por dichas ventas, así como los intereses que se devengaron. Pero no llegó un real de vellón a las arcas de Calera. Otra vez tocaba a esta pleitear con su vecino reclamando lo que consideraba le correspondía acorde a la transacción de 1838. 
La tenacidad de los de Calera mantuvo la llama viva hasta enero de 1886, en el que el Tribunal Supremo dictó sentencia a su favor, obligando a la Corporación talaverana a pagar el capital e intereses acumulados por la venta antaño de los bienes desamortizados.
Parecía que todo estaba resuelto, mas no fue así. A pesar de las continuas reclamaciones, desde Talavera se fue dando largas al asunto: abogados, escritos conciliatorios, reuniones con redacción de bases que no se cumplían… Al final se inició otro pleito, de nuevo resuelto, y ahora en la Audiencia Territorial de Madrid, a favor de Calera, corría el año 1910.
Pero otra vez se dilató en el tiempo que Talavera cumpliera con el fallo de la sentencia. Quince años después, en 1924, tras múltiples reuniones de representantes de ambos municipios y cruce de misivas de sus alcaldes, acordaron que Talavera de la Reina abonaría  150.000 pesetas a  la ya denominada "Calera y Chozas" para liquidar el débito. Hubo que esperar a 1928 para que por medio de un laudo de arbitraje dictado por el gobernador civil y de obligado acatamiento por los dos Ayuntamientos se determinaran las condiciones y plazos de pago.
El primer pago lo efectuó Talavera en el año 1929 por el importe de 10.000 pesetas. A partir de entonces, y hasta comienzos de la Guerra Civil, cumplió con el abono de las sucesivas anualidades.
En junio de 1936 el Ayuntamiento de Talavera solicitó al de Calera y Chozas diferir las 50.000 pesetas  que restaban por liquidar en más plazos de los convenidos alargando el período hasta 1940. Pero llegó la Guerra Civil, y  ahí se quedó este asunto.
[Para ampliar la información sobre el tema ver del mismo autor, "Los pleitos entre Calera y Talavera de la Reina: cien años de disputa por los derechos sobre el despoblado de Chozas", en Cristo de Chozas. 200 años en Calera (1822-2022), Ed. Ayto. de Calera, Calera, 2022, págs. 54 a 122]

Luis Francisco Peñalver es profesor e historiador