Estamos en plena vorágine de cambios, hasta el punto de cambiar y cancelar el orden día ante las meteduras de pata que el concejal de urbanismo está cometiendo día sí y día también.
Dice un amigo mío que lo importante es Toledo, por encima de los intereses personales, pero qué más personal es la afrenta de seguir sufriendo los atropellos constantes al sentido común del gobierno municipal toledano.
Por un lado te mezclan los apartamentos turísticos con la planificación hotelera, cuyas normativas y perjuicios suelen ser de índole muy distinta en uno y otro caso. Máxime cuando anuncian una normativa que, ni tan siquiera, hace mención a los avances que, en esta materia está llevando a cabo la Unión Europea.
Alguien tendría que abrirnos los ojos tras cuatro legislaturas dando vueltas con el Hospitalito del Rey en Toledo, o con el desdoblamiento de carriles en la zona de contacto, o con el puente que comunique, por fin, Azucaica con el Polígono, o duplicar las conexiones de Valparaíso y La Legua con la CM-40.
Mientras tanto seguiremos viendo cómo plantan decenas de adelfas venenosas en los parterres de la ciudad. Las veremos crecer, rápidamente, no por mantenimiento y cuidados, sino porque no necesitan ni agua ni mucha inversión. A lo mejor, nuestro equipo de gobierno municipal, quiere aumentar las estadísticas turísticas a cuenta de convertirnos en otro 'Poison Garden' como el del castillo Alnwick (Gran Bretaña). Un jardín con miles de visitas por el 'yuyu' a caer intoxicado entre sus cientos de adelfas entre otras especies.
No las presten atención, salvo la justa para que ni sus hijos ni sus mascotas se les ocurra chupar estas plantas por su excesiva toxicidad. No es la única planta venenosa que podemos encontrarnos, pero el exceso de uso últimamente sólo puede significar que en las rebajas de jardines y obras había un ofertón por kilo de adelfa.
Poca visión del elector de estas plantas, se unirá a las pelusas de los bananos, en aceras de paseos para familias y junto a calles de tráfico muy denso. En breve veremos una más que probable invasión natural del asfalto y un más que probable contacto de menores que jueguen mientras pasean con sus gestantes o no gestantes progenitores.
Este gobierno da mucho 'yuyu'.