Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Ocurrencias en lugar de propuestas

16/09/2022

Cuando se aproximan elecciones es terrible. Se abre un concurso para ver quién tiene la idea más brillante. Sin excepción el concurso se convierte en un desfile de ocurrencias estúpidas.
Sin embargo no es tan difícil, si se analiza la vida humana con un mínimo detenimiento, saber cuáles son las necesidades de la sociedad. Esto debería llevar a quienes pretender dirigirnos a formular propuestas acordes a la solución de estas necesidades. En lugar de ello, sobre todo quienes ostentan el poder y manejan medios, dedican ingentes recursos en pergeñar frases y propuestas ingeniosas que carecen de posibilidad de hacerse realidad.
Lo de 'topar' los precios de los productos básicos que una 'miembra' del gobierno ha vociferado, cual si fuera el hallazgo del Santo Grial, es un claro ejemplo de ello, convirtiendo la propuesta de 'tope' en una envestida contra los más elementales fundamentos de la economía y de la razón misma. Porque los productos no aparecen en el mercado a los precios que lo hacen por casualidad, no son el producto de una generación espontánea. Son la consecuencia de los precios de sus componentes básicos y de la abundancia o carestía. La leche, por ejemplo, no se puede 'topar'. Primero porque las vacas que lo producen son frisonas y no embisten y segundo y más serio es que si el grano con que se alimenta el ganado sube de precio porque escasea en el mercado, no podemos pedir que los ganaderos mantengan el precio del producto final cuando sus componentes de producción suben.
En lugar de estas absurdas ocurrencias deberían dedicarse a hacer propuestas solventes sobre los problemas que ya se divisan a no muy larga distancia. Nos han cogido desprevenidos con la energía, pecando de ilusos al considerar que el sol, además de hacer florecer los campos, nos suministraría toda la necesaria, barata y limpia y de forma inmediata. Hemos visto que estamos aún muy lejos de ello.
Tenemos un problema grave con el agua. Si no nos ponemos de acuerdo en cómo vamos a resolverlo y empezamos ya a poner en marcha las ingentes inversiones que son necesarias para ello nos volverá a coger el toro. Obviamente yo no sé si hay que trasvasar, perforar, desalinizar o forzar la lluvia, pero está claro que las sociedades desarrolladas cada vez consumen más agua, quizá porque nos empeñamos en hacer vergeles en la aridez pero el caso es que el consumo va en aumento y las lluvias en descenso.
Este es solo un ejemplo de lo que debería ocupar el tiempo de quienes nos gobiernan. Hay muchísimos más y muy graves: la preparación de nuestros jóvenes, la atención a nuestros mayores, el reemplazo de la población productiva, etc., etc., etc.
En lugar de esto se dedican a buscar atajos milagrosos, propuestas estúpidas pero biensonantes que les permita seguir en el machito. Mientras tanto, nos entretienen con problemas inventados que no tienen existencia real, porque no sé si alguien conoce a alguien que no duerma pensando si decir juez, jueza  o jueze… pero seguro que sí conocen a muchos que sufren porque lo citan para una prueba médica con seis meses de retraso o porque tenía una vivienda, de cuya renta vivía y el ocupante lleva un año sin pagar y no hay forma de echarlo. ¿No es hora de olvidar las ocurrencias?

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