Víctor Arribas

VERDADES ARRIESGADAS

Víctor Arribas

Periodista


Ya no hay corrupción

01/01/2023

Esta semana ha sido proclamado el fin de la pandemia en el mundo por varios científicos especialistas en virología. Uno de ellos, el conocido gurú de la OMS para la COVID-19, Christian Drosten, ha asegurado tres años después de detectarse los primeros casos en Wuhan que el coronavirus ya es una enfermedad endémica y que la etapa pandémica está superada. Olvídense de todo lo padecido: si lo dicen los expertos hay que creérselo.

Pedro Sánchez ha puesto fin esta semana a la negra etapa de la corrupción política en España. Considerado uno de los mayores expertos del tema en nuestro país, el presidente ha proclamado en su solemne balance del año, llamado ahora "rendición de cuentas", que los españoles ya no sienten preocupación por el robo de dinero público, por la estafa, la malversación, el alzamiento de bienes, la evasión de capitales, el cohecho o la financiación ilegal de partidos. Su teoría es que las encuestas del CIS, ese amigo que siempre está echando una mano a los de Moncloa, sitúan ahora la corrupción en el puesto número dieciocho entre las principales preocupaciones de los ciudadanos de nuestro país, y por eso la nueva realidad aconseja modificar las condenas por malversación, para que quienes la cometen sin llevarse dinero a sus bolsillos, casualmente gente como Griñán, Junqueras, Puigdemont y los demás, sean castigados con un simple tirón de orejas como malos chicos que han sido, pero nada de considerarlos delincuentes. Olvídense de todo lo luchado y padecido desde los tiempos del felipismo, primeros esbozos del choriceo político en esta España tan latina y pasional: si lo dice uno de los que más saben del asunto, hay que creérselo.

A lomos de una sentencia que consideraba responsable subsidiario al partido entonces gobernante por el desvío de 250.000 euros para las campañas electorales de las ciudades dormitorio madrileñas de Majadahonda y Pozuelo de Alarcón, el enterrador de la corrupción política ganó la moción de censura hace casi cinco años convenciendo a los españoles de que cualquier atisbo de mangoneo en las siglas que ostentan el poder, aunque sean hechos del pasado, debe suponer la salida inmediata de cualquier responsabilidad, incluida la de presidente del gobierno. Ahora ya todo aquello suena a prehistórico. Ahora que se han ratificado las condenas de los ERE andaluces y está a punto de ser encarcelado un exministro, exvicepresidente del gobierno, expresidente autonómico y expresidente del PSOE, ahora que crecen las sospechas de financiación irregular de los socialistas valencianos, olvídense porque la corrupción ya no existe, dado que no preocupa a los encuestados por el CIS. Centrémonos en lo importante y no en lo accesorio, la corrupción es un vestigio del pasado instrumentalizado como trampolín hacia las verdaderas metas.