Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Nueva vida para ser igual

15/03/2021

Las plantas de la vid son más sabias que el género humano, no demuestran bien su intención de dar la vida hasta el momento justo, pero lo hacen, por tanto, no pierden el tiempo en ‘otras cosas’, como mal hacemos los hombres. Año tras año, hacen el milagro de su resurrección cuando se ha entrado en la primavera real, dejando atrás el duro invierno y su dureza y penalidades. Repito, resucita hacia una nueva vida, cuando poco a poco el clima se ha estabilizado y se van afianzando los días de sol, frente a los terribles fríos del invierno, que curiosamente por esa sabiduría que la madre naturaleza ha dado a las plantas de la vid, para que sean más eficaces.
Dando razón de ser y sentido a su existencia, producir unos frutos que luego el conocimiento y la experiencia del hombre, después convertirá en muchos lugares en el vino, en el elixir de los dioses. Así pues, en esta búsqueda de eficacia de la buena acción de la madre naturaleza, un buen ejemplo es que cuanto más se acercan a los polos estas plantaciones, las plantas no quieren vivir, como tampoco les gusta hacerlo muy cerca al ecuador. Por estas circunstancias geográficas los ciclos vitales de la parada y el inicio vegetativo, cuanto más cerca a los polos, su ciclo vital entre ésta resurrección y muerte anual es mucho más corto y por tanto más intenso (y la parada más larga). Provocando así, las ligeras o grandes diferencias que se dan entre unas y otras regiones del planeta, respecto de las calidades de los vinos, aunque sea que estos vinos en apariencia sean iguales en cuanto a variedades de uva.
Como ejemplo las uvas que se han ido importando de Francia al mundo entero; y en verdad, resultan de unas características semejantes, pero de cierta marcada diferencia en sus posteriores vinos, respecto de sus excelencias de calidad en su espacio natural ideal, como la Borgoña, Burdeos o Reims. Aunque eso era antaño, porque ahora ya con tanta igualdad, todo es homogéneo, y los sabores o aromas o colores en los vinos, da igual que ponga Rioja o Mancha, porque una vez puesto en una copa sin saber de cual botella fue, nadie en verdad distingue si es Rioja, Burdeos, Méntrida o Toro, porque el sector intenta ser igual a la competencia y así equivocadamente creer que penetrará mejor en el mercado, perdiéndose la esencia y diferencia de los vinos autóctonos y auténticos.