Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Klandestino

25/01/2020

No tengo por mis preferidos a Manu Chao, pero al ver a Ábalos canturrear la letra de la canción Clandestino, que decía:
Solo voy con mi pena/ sola va mi condena/ correr es mi destino por no llevar papel.
Pues eso es lo que le ha pasado al ministro que, con el rabo entre las piernas, ha reconocido que se reunió con la vicepresidenta venezolana, a la que la propia UE tiene prohibida poner pie en tierra en cualquier país de la unión.
Este gobierno de bochorno, entre okupas y Klandestinos, nos va a terminar por desternillar de risa. Por ahora nos cabrea, y eso les mola, pero la gente terminará un pelín hartita de tanto compadreo con narcos, terroristas, tramposos y demás habitantes de la Subura romana.
Es muy grave el salir corriendo al aeropuerto para reunirte de madrugada y por la espalda, no lo llamaremos nada, simplemente obviaremos el sentido común de los monclovitas.
Es también tan grave cambiar el código penal para favorecer a los conocidos de ERC, que de purito sonrojo, y vergüenza ajena, da no se qué comentarlo, pero es un horror, pero no hay camisetas y togas manifestándose ante el Supremo y/o el Constitucional para presionar, ni por lo de la Fiscal General. ¿Se imaginan que lo hiciera otro partido?
Para nada suponemos una ventaja con respecto a países del entorno, ni nos asemejaremos jamás a ellos. Miren lo que hizo Francia cuando intentaron cruzar la frontera los del ‘procés’, les quitaron las ganas en 10 minutos, y no han vuelto a intentarlo, por algo será.
El chonismo monclovita deparará grandes titulares y tardes de gloria vacua, tirando a los posibles antepasados de augur que tuviera. Pero pinta a que los años de gobierno se nos van a atragantar. Y lo peor de todo, que es posible que, si hay elecciones aumentarían su ventaja con respecto a los contrarios.
Sin reacción, sin medios de comunicación ni noticias que denuncien. Con una campaña de compra de voluntades a los de enfrente, a todo tren y sin complejos, porque les están enriqueciendo.
Klandestinos al final sobreviven por una sensación de superioridad, aunque se pueda cambiar. El no saber contrarrestar la presión inane del entorno ha de ser la llave de cambios en actitudes, aptitudes y personas.