Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Atentado contra Dato (I)

03/03/2021

Madrid, 8 de marzo de 1921. A las siete y diez de la tarde una moto ‘Indian’ con sidecar y tres pasajeros sale de un garaje de la calle de Fernández de Oviedo, baja todo el Paseo de la Castellana y se dedica a circular con parsimonia desde Cibeles hasta la Puerta de Alcalá. A las ocho y veinte el coche oficial con el presidente del Consejo de Ministros, Eduardo Dato, va desde el Senado hacia su domicilio, llega a Cibeles. La moto acelera bruscamente para alcanzarlo. Al llegar a la Puerta de Alcalá se pone a su altura, el individuo que va sentado en el sidecar se incorpora levemente, saca una pistola Mauser cargada con balas explosivas, el ‘paquete’ que va detrás del conductor empuña una Star, ambos vacían sus cargadores contra el presidente.
El chófer, en principio, cree que ha estallado un neumático; pero al ver que el asistente, que va en el asiento delantero, cae sobre él es consciente de la realidad, acelera a fondo, llega a  la puerta de la casa de Dato, abre la puerta del coche y ve que el presidente se encuentra con la cabeza reclinada sobre el respaldo, sobre el rincón, sangrando por la frente y cara; sube de nuevo al coche y a toda velocidad  lo lleva la cercana Casa de Socorro de Buenavista en la calle Olózaga donde ya llega muerto.
Mientras, a toda velocidad, la moto sube las calles de Serrano y Goya, entra en la Castellana y sale por López de Hoyos a la carretera de Hortaleza a la Ciudad Lineal y llega a un hotelito de la calle Arturo Soria; los jóvenes dejan la moto en el interior, toman un tranvía y a eso de las nueve y media llegan los tres a la fonda de la calle Alcalá donde se hospedan.
Al entrar en la pensión algunos clientes, de corrillo con la patrona, les anuncian la noticia: ¡Han asesinado a Dato! El más alto de los tres comenta:
-Ahora me explico que haya tanta gente en la calle de Alcalá.  Este -señala a un compañero- quería acercarse para saber lo que ocurría. Pero le dije: «No te detengas, a ver si nos van a confundir».
Luego, mientras cenan en el comedor, comentan entre bromas las noticias que publican los suplementos extraordinarios de los periódicos y se acuestan pronto.