Es lo que le pregunta Dory, la co-protagonista de la película de Disney, buscando a Nemo. Un pececillo alocado y transgresor, no por decisión propia, sino por demostración de tener una verdadera memoria de pescado.
Cuando menos te lo esperas, en la película de dibujos animados, la vivaracha Dory (doblada por Anabel Alonso), se pone de conversación con las ballenas para conocer el camino correcto para volver a casa. Conocen el idioma de las ballenas, ¿verdad?
Pues, debe ser que, en Toledo, por eso de comprar premios y escobas de platino y pagar la placa de amigos de la infancia, nos hemos quedado con la V. O. de la película, el rumor de las ballenas a la orilla del Tajo.
No me he vuelto loco, más quisiera alguna, pero si se acercan, sin sigilo, que no se asustan, a las escaleras mecánicas de Safont, podrán escuchar, desde la lejanía cómo las ballenas anidan y hacen eco en las galerías que conectan con el casco histórico.
Ahora bien, amigo lector, empatiza con los usuarios residentes que, a diario, suben y bajan por las escaleras mecánicas de Safont. Son los mismos que desde la ribera del Tajo caminan para ir a trabajar y, todas las mañanas se amanecen con un saludo balleno.
Ponte en los zapatos de los visitantes que se apean en la dársena de Safont y, tras una hora, como mínimo, no encuentran un baño donde desaguar. Pero allí, frente a ellos, retumba y parece resoplar Moby Dick, mostrándoles el único camino que les queda. Ojo, que no son las Sirenas llamando a Simbad el marino, que son las escaleras mecánicas que, desde hace meses, qué digo, ¡años!, retumban en soledad sin un mal técnico que lo arregle.
Qué imagen estamos dando a todo visitante que llega a Toledo y, sorprendido, descubre la falta de mantenimiento de nuestra imperial ciudad. Súmenle que, si el forastero llega en bus de línea regular a la estación de autobuses, se encontrará con otras escaleras mecánicas también averiadas. Estas no tienen telarañas, se han fosilizado ante la inacción de los gobiernos municipales de Page y Tolón.
Sólo nos quedará acercarnos y preguntar en balleno, pero, seguro que, hay una tal Dory, que trisca por Consistorio 1, y se le habrá olvidado tomar decisiones.