Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Cantamañanas

11/02/2021

Todo tuitero sabe que para triunfar en la red debe ser diferente, ingenioso, atrevido y alejarse de lo convencional. Desde que a finales de 2019 Juan Carlos Girauta dejó de ser diputado por Toledo, cuyo paso por la política provincial fue como los rayos del sol que atraviesan cristal sin dejar mácula, se ha afianzado como usuario peleón de Twitter, demostrándolo así el pasado fin de semana con un comentado hilo.
Por si no conoce la polémica, le cuento. Girauta tuvo una discusión con un vigilante de seguridad del centro comercial ‘Luz del Tajo’. En la trifulca mediaron agentes de la Policía Local y como, según parece, no se sintió respaldado en sus pretensiones, quiso llamar por teléfono a la alcaldesa de Toledo y al presidente Page para solventar el embrollo. Según sus propias palabras, por distintos motivos, no pudo hablar con ellos. Desconozco si esas intenciones fueron ciertas o si forman parte del relato creado para avivar su perfil de ‘malote’ ante los miles seguidores que tiene.
Aunque en este caso Girauta haya optado por lo contrario, comenzaba su hilo recordando que la ortodoxia del columnismo dicta que nunca deben usarse como tema cuitas personales, de consumidor o usuario. Tiene razón. El ‘yoismo’ es un género periodístico que solo interesa cuando quien lo cultiva es personaje excepcional y embelesa a todos con sus experiencias. Me repelen quienes desde lo insustancial trufan sus artículos de egocéntricas citas, como si todo comenzase y terminase en ellos y se prodigan en el ‘tengo ya muchas veces escrito’ o ‘llevo tiempo planteando’. Igual me ocurre con aquellos que teclean cegados por inquinas y frustraciones personales, intentando colarnos tan particulares contrariedades como el sumun de la denuncia pública o la integridad profesional. Decía el maestro Leguineche que los periodistas debemos ser honestos con nuestros lectores. Seguro que tanto el vigilante de seguridad como los agentes de la Policía Local que se las tuvieron con Girauta intentaban serlo. Y aunque, asimismo, a él le asistiera la razón, tirando de móvil para desautorizar a los ‘mindundis’ que estaban amonestándole, su prepotencia le retrató como arquetipo de aquella casposa fanfarronada clasista del ‘usted no sabe con quién está hablando’. Cada uno es libre de elegir en qué lugar ponerse y qué tipo de cantamañanas ser.