Bienvenido Maquedano

La espada de madera

Bienvenido Maquedano


Creación

16/02/2021

El segundo día creó el suelo con cuatro kilos de grava fina y dos piedras planas, rugosas; el primero había comprobado la estanqueidad y resistencia del cubículo de cristal. El segundo día también instaló los filtros, el motor, la resistencia de calor, un termómetro de pegatina y añadió treinta y ocho litros de agua. Durante algo más de una semana, mientras los productos químicos hacían su trabajo y sustituían el cloro del agua del grifo por colonias de bacterias que activaban el circuito del nitrógeno, sólo hubo dos residentes visibles: una planta flotante y un tronco muerto, que era más bien la raíz seca de un arbusto dada la vuelta. Al cabo del tiempo miró la transparencia de las aguas, la ligera ondulación de la planta y al hongo blanquecino que había arraigado en la raíz, y consideró que ya se daban las condiciones adecuadas para la vida animal.
En lugar de gastar unos euros en la tienda de mascotas, optó por aliviar la presión demográfica que traía de cabeza a un amigo. Los guppies son unos peces muy peculiares originarios de Sudamérica; de Colombia, de Venezuela, del Perú; también de Trinidad. Tienen tres nombres diferentes porque fueron ‘descubiertos’ tres veces y, lo que son las cosas, la mayor parte de la gente los conoce por el apellido del más despistado de los descubridores (el tercero). Las hembras son regordetas y simplonas; los machos, más pequeños, brillan con reflejos plateados y ondean una cola tan colorida como la bandera de un país africano.
Le dieron seis peces de tres edades dentro de una bolsa de congelados, la sumergió en el líquido templado del acuario y mezcló las aguas de ambos hábitats con extremo cuidado, hasta que los peces se arrancaron a explorar el nuevo mundo, inmenso para su minúsculo tamaño. Un territorio de grava blanca y rocas rugosas, aunque planas, y raíz colonizada por un hongo y planta navegante empujada por la corriente de los filtros. Los alimentó dos veces al día con un maná de escamas pulverizadas de un compuesto especial. Vitaminas, minerales, proteínas, pura ambrosía ictícola. Los observó cada poco tiempo, como quien ve un documental interminable de vida salvaje, haciendo el día y la noche con el pulsar del interruptor de las luces led, los dedos cruzados para que el escueto cardumen se adaptase con firmeza a ese reducido universo rectangular. A los tres días aparecieron cuatro crías, casi invisibles de no ser por los botones negros de los ojos. Hoy han nacido tres más.