Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Quiero una mesa

29/02/2020

Pero mi petición no es sólo por capricho, es por necesidad. Ya que nadie lo dice, lo haré yo, porque nadie tiene arrestos para pedirlo, porque somos muchos los que queremos una mesa.
Pero no sólo quiero la mesa, también quiero que me la preparen con sus sillas complementarias. A juego, por favor. No quiero que me coloquen las sobras de aquí y de allá.
Tiene que ser de tamaño importante y al menos con una docena de sillas, con buenos respaldos donde se puedan colgar bolsos o alforjas. De pata ancha y que no sea retráctil. Si se abre que no se pueda cerrar accidentalmente, ni por sorpresa, hasta que finalicemos los ágapes.
La quiero tan concurrida de ministros como la de Torra y Sánchez. Dejaremos espacio alrededor para que los maletines ministeriales no nos estorben. Los traerán llenos de proyectos y partidas presupuestarias para realizarlos.
Me atrevo a pedirlo porque, puestos a ser radicales, yo me he levantado inspirado: la culpa de la España vaciada es de los socialistas. Ellos consintieron a Cataluña y al País Vasco. Ellos crearon el clientelismo y el malgasto en su Extremadura y su Andalucía. Ellos son los responsables de la paralización de Castilla-La Mancha y la cantidad de autónomos que no llegan a fin de mes.
La carencia de mi mesa me impedirá poder tener una lluvia de millones a la catalana. En esa mesa paralizaría los trasvases y pagaría las deudas con proveedores a interés cero. En ese ágape draconiano me engulliría un buen plan de infraestructuras y otro de reciclaje de formación.
Mi mesa tendría que sostener las montañas de informes que me iba a saltar a la torera y nadie podría echarme en cara si soy más o menos solidario con otros territorios, o que algo malo supone a la estabilidad del estado al que pertenecemos todos.
Mi mesita, con mis coleguitas, me daría para financiar mis chiringuitos, con mis ideas funambulistas y desnortadas. Pero mi mesa sería lo que me viene ahora mismo al pairo, porque me he despertado demagogo. Si no hacen juego mi mesa y mis sillas, buscaré otra alternativa, más radical aún, o buscaremos otros que nos quieran dar lo que pido, incluidas las alforjas llenas de dineros para gastar en mi tierra.