Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


¿Viven judíos en Toledo?

06/10/2019

Con más entusiasmo  que intencionalidad cultural se ha celebrado un año más en Toledo una semana dedicada a los sefardíes. La idea originaria se orientaba más al conocimiento, aprecio y respeto  a esta cultura y tolerancia a sus formas de vida que a los festejos. Pero el signo de los tiempos  empuja a que todo se deslice hacia el espectáculo. Algunos lo llaman cultura popular. Cuando ya habíamos entendido lo del gran teatro del mundo de Calderón de la Barca, descubrimos que en el siguiente estadio tendremos que empezar a entender lo que es vivir en parques de Disney. A propósito de vivir, ¿podrían vivir ahora en Toledo familias judías sin que fueran discriminadas, hostigadas o expulsadas? Desde luego el trabajo realizado en siglos pasados nos ha dejado sin ningún sefardí, que sepamos. Resultó un eficaz trabajo de limpieza.
Hace ya algunos años el pintor Luis Pablo Gómez Vidales  se formuló una pregunta parecida a la de este título: ¿por qué no hay visibilidad del judaísmo actualmente en Toledo? Para tantear algunas respuestas confeccionó un cuestionario que pasó a diversas gentes. La más notoria de las contestaciones  sostuvo que la de Toledo es una judería muerta, un barrio fósil. La judería de Toledo se desmontó durante siglos. Comenzó el proceso construyendo un edificio soberbio, símbolo de poder,  que sirviera de panteón a los reyes católicos, conocido como San Juan de los Reyes. El barrio se convirtió en maldito, a pesar de tan imponente edificio. En  el presente es un atractivo turístico saturado: dos sinagogas, (una arabizada), el museo del Greco y dominándolo todo el edificio de San Juan de los Reyes, incendiado y saqueado por los franceses durante la guerra de la Independencia. Felizmente reconstruido tras la guerra civil, el edificio mantiene el mensaje  de representación del poder con el que fue levantado.
El lunes, 30 de septiembre de 2019 finalizaba el plazo para conceder la nacionalidad española a los sefardíes que la solicitaran. La medida se había aprobado en el año 2015. Se estima que unos cien mil se habrían acogido a la iniciativa. ¿Sucedería algo  si un grupo de esos nuevos españoles decidiera asentarse en Toledo? ¿Aparecerían brotes de antisemitismo? Hace  años una familia sefardí se estableció en el idealizado espacio de la judería histórica. Su negocio de hostelería no prosperó. Terminaron por marcharse. Cabe preguntarse si el fracaso empresarial ocurrió porque los negocios no siempre van bien o no fueron bien porque eran sefarditas. Pintadas nazis aparte.